La pesca de bacalao en Maine, que alguna vez se ubicó entre las más lucrativas del noreste de Estados Unidos, cayó en 2018 a su valor más bajo en más de medio siglo.
Este sector estatal, fundamental en la dieta de pescado con papas, se remonta siglos, y solía capturar millones de kilos de bacalao cada año. Pero datos del Departamento de Recursos Marinos del estado indican que, el año pasado, los bacalaos de Maine tuvieron un valor en los muelles apenas superior a los 200.000 dólares, por debajo del precio promedio de una vivienda familiar en el estado.
Se trata de la cifra más baja desde 1967, y apenas una fracción de los entre 2 y 16 millones de dólares en bacalao que los pescadores solían llevar a tierra entre las décadas de 1980 y 1990. El volumen de pesca en 2018 también fue el segundo más bajo del que se tenga registro.
Los números son reflejo de una tendencia más amplia en cuanto a la pesca de bacalao en Estados Unidos. Las cuotas estrictas y la pérdida de población han puesto a las pesqueras de Nueva Inglaterra en camino a la irrelevancia, y los pescadores intentan evitar capturar la especie.
“Para ser sinceros, nos falta mucho”, dijo Terry Alexander, miembro del Consejo de Administración de Pesca de Nueva Inglaterra y un pescador comercial veterano. “Nadie va a poder pescar un bacalao. Es imposible”.
Los reguladores federales sopesan un ligero incremento en la cuota nacional de bacalao del Atlántico para el año pesquero que inicia el 1 de mayo, pero no representará mayor diferencia. El sector pesquero nacional registró su mínimo histórico en 2017, y el incremento propuesto aún mantendría la cuota por debajo de los 2,26 millones de kilos (5 millones de libras), menos del 5% de la pesca de bacalao en Estados Unidos en 1982.
Por lo general, los pescadores comerciales buscan capturar diversas especies y suelen evitar aquellas con cuotas bajas, debido a las leyes que requieren que dejen de pescar en su totalidad si rebasan la cuota de una sola especie.
La pesca nacional de bacalao el año pasado fue de menos de un millón de kilogramos (2,2 millones de libras), la segunda más baja según los datos federales que se remontan a 1950, y se debió, en buena parte, a esas reglas.
Los científicos han atribuido el declive en la captura de bacalao en Maine, Massachusetts y otros estados a años de pesca excesiva, así como a posibles factores ambientales. Estados Unidos importa la mayor parte del que consume de países como Noruega e Islandia.