El Departamento de Transporte de la Florida (FDOT) y la Autoridad de Autopistas de Miami-Dade (MDX) están trabajando en el nuevo diseño de la autopista I-395 que, a un costo de $800 millones, incluirá secciones de la I-95 y de la carretera estatal 836, y según estimados, no se terminará hasta el otoño de 2023.
Esto quiere decir largos años de cierres de sendas, de cierres de rampas y de desvíos que casi seguro afectarán enormemente al ya congestionado viaducto MacArthur. En la medida en que los automovilistas traten de evitar circular por el MacArthur, se cree que el tráfico empeorará en los viaductos Julia Tuttle y Venetian.
Pero eso no es todo. Un proyecto de construcción separado que ya se lleva a cabo en el viaducto MacArthur no finalizará hasta julio de 2020. El extremo del puente que llega a Miami Beach tiene que arreglarse debido a la corrosión, cuya culpa, según los ingenieros del proyecto, la tienen las motocicletas acuáticas que corren a toda velocidad por debajo del viaducto y salpican la estructura de agua salada.
El aluvión de quejas de tráfico por parte de los desesperados residentes ya ha sido suficiente como para que los funcionarios hayan decidido poner en marcha restricciones de velocidad para lanchas rápidas y motocicletas acuáticas.
Hasta el momento no se sabe con certeza de qué forma el nuevo proyecto de construcción podría afectar a las reparaciones que se realizan en el viaducto MacArthur, ya que el calendario del proyecto aún tiene que terminarse. Sin embargo, los residentes de Miami Beach que asistieron a una reunión en el Ayuntamiento el jueves por la tarde para conocer sobre el proyecto de la I-395 dijeron que están seguros de que el plan solo traería más problemas de tráfico.
“No puedo imaginar cuál sería el impacto en el tráfico”, dijo el residente de Belle Isle Geoff Lawton. “Pero no va ser bueno”.
“Hará que la gente no quiera ir a South Beach”, dijo Paula Román, residente de la Playa que trabaja en Miami y con frecuencia tiene que enfrentarse a embotellamientos debido al proyecto de construcción en el viaducto MacArthur.
Lo cierto es que los residentes no tuvieron mucho consuelo en la reunión del jueves.
“Durante 20 meses va a empeorar una situación que ya es muy difícil”, dijo Arthur Diskin, médico que vive en Palm Island y trabaja en Miami. “El MacArthur lleva tiempo convertido en una verdadera pesadilla”.
Los funcionarios de Miami Beach ya se están preparando para grandes atascos y para llamadas telefónicas de los airados residentes. “Sabemos que todo esto va a tener un enorme impacto”, dijo el comisionado Mark Samuelian, quien patrocinó una resolución en la reunión del miércoles de la Comisión de la Ciudad donde se le dio luz verde al personal para evaluar variantes temporales de tráfico mientras dura la construcción.
Una de las ideas que se contempla es apurar la puesta en marcha de una ruta de autobuses expreso que corra por el viaducto Julia Tuttle, lo que le daría a empleados de los hoteles y los hospitales del área una mejor opción para ir a trabajar en Miami Beach.
José González, director de transporte de Miami Beach, dijo que podría haber una forma de que la ruta de autobuses circule en una “especie de vía de emergencia”, pero para ello haría falta la aprobación del FDOT y del condado. El miércoles, González le dijo a los comisionados: “En momentos desesperados hay que tomar medidas desesperadas”.
Para ayudar a los conductores, la ciudad también planea pedirle al Condado Miami-Dade que suspenda temporalmente el pago del peaje en el viaducto Venetian durante el tiempo que se demore la construcción. El otoño pasado, el condado suspendió temporalmente el pago del peaje durante una fase particularmente congestionada de los arreglos en el viaducto MacArthur.
Por último, la ciudad está evaluando la posibilidad de un servicio de taxis acuáticos entre Miami y Miami Beach. Hace dos años, la ciudad puso en marcha un programa piloto de taxis acuáticos que conectaban Sunset Harbour, con la Marina de Miami Beach y el downtown de Miami, pero, como señaló un comisionado, el piloto “falló miserablemente”. Los taxis acuáticos solo funcionaban de viernes a domingo, y un viaje de ida costaba $15. La ciudad desechó la idea después de concluir que solamente 144 personas usaron el taxi acuático durante los primeros nueve meses de operación.
Lo único, sin embargo, en lo que todo el mundo en Miami Beach está de acuerdo es que la comunicación entre el FDOT, la ciudad de Miami Beach y otras agencias gubernamentales tiene que mejorar.
La única luz al final de un túnel, oscuro y congestionado, es que algunas de las medidas temporales para aliviar el tráfico podría, a la larga, mejorar la circulación de vehículos por Miami Beach.
“Podríamos implementar las medidas como una solución temporal para suavizar los problemas de tráfico, pero si funcionan y es algo que le sirve a la comunidad” podrían convertirse en permanentes, dijo González.
cortesía:elnuevoherald