Una investigación de la Universidad de Stanford reveló que quejarse todos los días durante media hora daña físicamente al cerebro, no importa que sólo seas el oyente, lo negativo de dichas palabras disminuyen la cantidad de neuronas localizadas en el hipocampo.
Durante este lapso, el cerebro está sometido a estrés, que si se extiende por meses puede afectar la memoria y el aprendizaje.
El ser un «quejitas» puede llevarte a ser incapaz de resolver problemas y a reducir tu funciones cognitivas, en otras palabras, ¡aumentarán tus quejas! Además, en el estudio se encontró una posible relación entre ser negativo y desarrollar Alzheimer, pues el hipocampo es de las primeras zonas del cerebro en sufrir daño por esta enfermedad.
Si bien las quejas ineficientes pueden dañar tu salud, la queja enfocada correctamente mejora el estado de ánimo y la autoestima. ¿Cómo es posible?
De acuerdo al psicólogo Guy Winch, para volver constructivos estos comentarios debes:
Tratar de tener un tono civilizado y razonable.
Realiza una queja específica.
No esperes que sea consecuencia de una discusión.
El cerebro actúa más como un músculo y si lo ejercitas para tener pensamientos negativos, entonces será muy posible que todo proyecto que emprendas pienses lo peor.
CORTESÍA