Los abusos, tanto sexuales como de sustancias, de confianza, inundan las historias de seis profesionales de la salud que en febrero recibieron Órdenes de Restricción de Emergencia (ERO) por parte del Departamento de Salud de la Florida.
Los acusados, en orden alfabético son:
Brandi Kelley, de Panama City, enfermera titulada — Según la orden en contra de Kelley, la enfermera lleva años luchando con problemas de alcohol. Se declaró inocente de un arresto por conducir ebria en el 2012.
En 2016, Kelley le dijo a un médico que la estaba evaluando, “que creía que era alcohólica” y que bebía entre una y dos botellas de vino todas las noches. Tras fallar varias pruebas de sangre y orina en 2018 y reconocer que bebe regularmente, el Dr. William Greene determinó que no podía trabajar de forma segura su labor como enfermera.
Brittany Norman, de Jacksonville, enfermera titulada — Según la orden en contra de Norman, su “mala conducta” durante diversos turnos de trabajo en el Memorial Hospital de Jacksonville condujo a una auditoría sobre su consumo de sustancias of her controladas. De acuerdo con la orden de resticción, Norman no entró en los programas de abuso de sustancias que se le recomendaron. Por consiguiente, no puede volver a ejercer como enfermera hasta que se le comunique al Departamento de Salud que pudo superar su adicción a los opioides.
Berhane Oliver, de Delray Beach, terapeuta de masajes — A Oliver no se le permite darle masajes a mujeres hasta nuevo aviso. Según la orden en contra de Oliver y el documento de causa probable de la policía de Boynton Beach, Oliver trató de sobrepasarse en el masaje con una cliente en el centro Healing Hands of Judah en Boynton Beach. La mujer le declaró a la policía que le dio a Oliver permiso para masajearle los glúteos, pero él fue demasiado lejos.
Tras su arresto, Oliver admitió haberle acariciado la vagina con un dedo creyendo que ella quería que él lo hiciera. Oliver declaró:) ‘Soy hombre y me excité’. Al día siguiente Oliver pagó una fianza de $25,000 y salió en libertad. Se declaró inocente.
Fabiola Palomimos, de Vero Beach, asistente de enfermera titulada — Palomimos, de 36 años, enfrenta un cargo de explotación de una persona anciana por una cantidad de entre $10,000 y $50,000. Según la orden en contra de Palomimos, cuando trabajaba como conductora y enfermera de una mujer de 78 años cuyo nombre no se reveló, se apoderó de una tarjeta American Express de la víctima y gastó $350.78. de igual modo, falsificó o alteró por lo menos 21 cheques bancarios de la víctima. Palomimos culpó al “actual estado mental” de la mujer las acusaciones en su contra.
Jamie Smith, de Bradenton, enfermera titulada — Según la orden en contra de Smith, la mujer le admitió en octubre a un médico que la evaluaba que lleva tomando 10 mg de oxicodona e hidrocodona dos o tres veces a la semana desde febrero de 2018 y oliendo medio gramo de cocaína dos o tres veces al mes. El doctor recomendó tratamiento “en una instalación comunitaria con expertos en la salud”. Pero Smith no siguió los consejos y se le suspendió la licencia.
Jennifer Smith, de Umatilla, consejera titulada de salud mental — Según la orden en contra de Smith, la mujer trabajaba como consejera en el Recovery Village, un centro de rehabilitación por drogas hasta el 9 de agosto de 2018. Una compañera de trabajo “notó cambios en la conducta de Smith durante las tardes y detectó botellas de alcohol en el bolso de Smith”.
Cuando el personal del centro le pidió una muestra de orina para analizarla, Smith se negó a hacerlo y el centro la despidió. Hasta que sea evaluada y se le comunique al Departamento de Salud que está bien, Smith tiene prohibido trabajar como consejera de salud mental.