Mujer demandó al condado Miami-Dade por ignorar quejas de masturbación de reos en público

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Ceneca Valdez, que trabaja como asesora de presos, demandó al condado de Miami-Dade por desatender sus quejas por el hecho de que los reclusos se masturbaran delante de ella y otras empleadas cuando recorría los pasillos de las cárceles.

Valdez ya había denunciado a los supervisores de la prisión Turner Guilford Knight que los prisioneros repetidamente se masturbaban delante de ella y que además hacían comentarios y gestos vulgares, detalla la demanda a la que tuvo acceso un medio de comunicación.

La práctica es tan común que incluso tiene nombre, «gunning» (disparar), precisa el escrito presentado el pasado 19 de febrero ante una corte federal de Miami.

Detalla que las autoridades de la cárcel hicieron caso omiso del acoso sexual a las empleadas por parte de los reclusos, considerándolo como «una parte inherente del trabajo»

Valdez incluso solicitó permiso de usar el camino interno que usa el personal médico para evitar pasar por las celdas, pero le fue negado.

Tampoco le facilitaron un acompañante ni un radio walkie-talkie o un «botón de pánico» que le hubiera dado tranquilidad «en caso de que surgiera un evento relacionado con los reclusos varones» mientras caminaba por los «estrechos» caminos entre las celdas.

El «gunning» interfirió significativamente en el desempeño laboral de Valdez al «distraer, avergonzar, asustar y humillar a la demandante mientras intentaba cumplir con los deberes y responsabilidades de su cargo», señala la denuncia.

El proceso, en el que detalla que también interfirió con la salud mental de la demandante, fue notificado al alcalde de Miami-Dade, Carlos Giménez.

«La demandante estaba sujeta a acoso sexual repetido por parte de reclusos varones, incluidos, entre otros, los reclusos varones exponiendo sus genitales y masturbándose», detalla el texto.

El «acoso sexual» de los presos varones a la demandante «se debió a su sexo», precisa la querella.

Las autoridades carcelarias de Miami-Dade no adoptaron «medidas correctivas razonables para proteger a sus empleadas, incluida la demandante, del ambiente sexualmente hostil que los reclusos crearon», agrega.

Tampoco hizo lo necesario «para proteger a la demandante del acoso sexual que ella sufrió» como parte del contacto diario que debía tener con los reclusos debidos a su trabajo.

FUENTE: Con información de EFE