La película nominada al Oscar “Roma”, que narra la vida de una joven trabajadora doméstica en México en la década de 1970, ha evidenciado las agudas divisiones de clase, étnicas y raciales en el país, lo que provocó reacciones encontradas a la mujer indígena que protagoniza el papel principal.
Yalitza Aparicio, nominada en la categoría de Mejor Actriz en los Premios de la Academia del domingo, ha aparecido en la portada de “Vogue”, atrajo a más de un millón de seguidores en Instagram y ha sido homenajeada con un altísimo mural con su imagen en un humilde barrio en la Ciudad de México.
Con su piel de bronce y su baja estatura, esta mujer de 25 años proveniente de una familia indígena pobre del sur de México se ha convertido para muchos en un símbolo de orgullo.
La joven contrasta con los hombres y mujeres pálidos con rasgos europeos que dominan la televisión y el cine mexicanos, pese a representar sólo a una parte de la abrumadora población mestiza e indígena de México.
Pero las reacciones del salto de Aparicio a la fama después del poderoso retrato que hizo de una joven trabajadora doméstica en una familia de clase media en “Roma”, dirigida por Alfonso Cuarón y nominada para 10 Oscar, también han puesto de manifiesto el profundo arraigo de los prejuicios en México.
Un actor de telenovela la menospreció con un lenguaje burdo y racialmente cargado, uno de los muchos comentarios ofensivos tras su nominación al Oscar que fueron frecuentes en redes sociales. Cuando la revista de sociedad Hola! publicó una foto de Aparicio en la potada de un número reciente, su piel parecía haber sido aclarada digitalmente.
Mientras que Hollywood se ha visto obligado a enfrentarse a su falta de diversidad en medio de las críticas de #OscarsSoWhite en los últimos años, la industria cinematográfica de México rara vez se ha mirado al espejo.
“Estamos destapando este racismo que venimos cargando desde hace siglos”, dijo Itza Varela Huerta, investigadora postdoctoral que estudia a grupos indígenas y afromexicanos en el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social en el estado de Oaxaca, donde Aparicio creció.
“Cuando nos tocar estar con una indígena, siempre es como: no sabe, no puede, no es bella, no sabe actuar”, añadió.
La actriz que rompe estereotipos estaba estudiando para obtener su título de maestra en el pequeño pueblo de Tlaxiaco cuando Cuarón la descubrió en una convocatoria local de casting.
En entrevistas, ella opina sobre la política mexicana e insta a que se fortalezcan los derechos de las trabajadoras del hogar y de los pueblos indígenas. Los medios en México y fuera del país ha presentado su aspecto elegante y cómodo usando vestidos de moda desde la Ciudad de México hasta Los Ángeles.
Aparicio, con raíces en las comunidades indígenas mixtecas y triquis, es parte de cerca de un cuarto de la población de México, de unos 120 millones de personas, que son indígenas, según datos del gobierno. Hablan cerca de 70 idiomas distintos, y muchos viven en Oaxaca y en los estados vecinos de Chiapas, que también son dos de los más pobres de México.
Los indígenas en México fueron masacrados durante la conquista española de 1521, que según algunas estimaciones acabó con nueve décimas partes de la población. Después de siglos de subyugación colonial, muchos de los centros de poder modernos de México en la política, los negocios y el entretenimiento han permanecido herméticamente cerrados para ellos.
Carlos Cubero, gerente de proyectos académicos del Museo de Memoria y Tolerancia de la Ciudad de México, dice que “Roma” ha obligado a los mexicanos a enfrentarse a desigualdades sociales evidentes, tanto por el tema de la película en sí como por las reacciones que ha desencadenado, entre las que se incluyen las manifestaciones de admiración a Aparicio.
Idealmente, dijo, el público continuará con la autorreflexión incluso después de que se desvanezca el foco de atención sobre “Roma”.
Después de que el actor de telenovela Sergio Goyri fuera grabado la semana pasada llamándola “pinche india”, Aparicio respondió que le entristeció que la gente no supiera “el significado correcto de las palabras”.
La cantante mexicana Yuri, que desde la década de 1980 se ha presentado típicamente con el cabello rubio, le hizo un cumplido a Aparicio cuando elogió su habilidad, pero también pareció negar su identidad mexicana, además de llamarla poco atractiva.
“Mucha gente dice que si estás en Hollywood tienes que estar muy mexicana, pero muy bonita y con cuerpazo y ella es todo lo contrario”, dijo Yuri en una entrevista local.
“Eso quiere decir que sí se puede triunfar si tienes talento”, añadió.
Otros acusaron a Aparicio de no tener ningún talento y simplemente de interpretar una versión de sí misma.
“¡Ella no actuó! ¡Ella así es!” dijo Elsa Burgos de Siller, expresentadora de televisión, en redes sociales.
“Al Oscar se llega con una actuación que no tenga nada que ver contigo, una ‘Monster’ con Charlize Theron, pero no una Yalitza siendo Yalitza”, subrayó.
La suposición de que todas las mujeres que lucen como Aparicio también se comportan como su personaje Cleo en “Roma”: tranquila y sumisa, es preocupante, dijo Citlali Fabián, una fotógrafa que se enfoca en la cultura indígena de Oaxaca.
Explicó que los mexicanos parecen encarnar una contradicción, celebrando los logros de sus lejanos ancestros indígenas, pero al mismo tiempo destrozando a sus contemporáneos.
“Somos orgullosos que somos Aztecas, pero me llaman indio y que pinche ofensa me lanza”, destacó.
Fuente: Panorama