Tras el retraso generado por la parálisis más larga de la historia en el gobierno federal estadounidense, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, finalmente llevaba a cabo su discurso sobre el Estado de la Unión en el Congreso del país. Una intervención en la que el mandatario daba a conocer «la agenda del pueblo estadounidense», no de los demócratas ni de los republicanos.
«En el siglo XX, América salvó la libertad, transformó la ciencia y redefinió el estándar de vida de la clase media. Ahora, debemos avanzar con valentía hacia el próximo capítulo de esta gran aventura americana y debemos crear un nuevo nivel de vida para el siglo XXI», señalaba el inquilino de la Casa Blanca.
En un momento en que los demócratas cuentan con la hegemonía de la Cámara de Representantes y los republicanos una mayoría simple en el Senado, Trump abogaba por «curar viejas heridas y formar nuevas coaliciones». Un guiño a la oposición en un año en que el cierre del gobierno ha sido solo un aperitivo de lo que queda por llegar.
El Capitolio y la Casa Blanca no solo tendrán que encontrar terreno común antes del próximo 15 de febrero para evitar una nueva parálisis o la activación de una posible declaración de emergencia nacional por parte del presidente para financiar su polémico muro en la frontera con México también tendrán que elevar el techo de la deuda a partir del próximo 2 de marzo y ponerse de acuerdo sobre el presupuesto fiscal 2020, que entra en vigor el próximo 1 de octubre, para evitar un recorte automático de gasto y un abrupto ajuste fiscal.
«Debemos crear un nuevo nivel de vida para el siglo XXI»
Con sus palabras, Trump ha repasado los logros de su administración que durante los últimos dos años, «se ha movido con urgencia y velocidad histórica para enfrentar los problemas que descuidaron los líderes de ambos partidos durante muchas décadas», sentenció.
Con una economía que alcanza ya el pleno empleo y que creció por encima de su potencial en 2018, Trump se autoproclamaba como el autor que ha destacado una revolución energética a este lado del Atlántico convirtiendo al país «como el mayor productor de petróleo y gas natural en el mundo». El presidente de EEUU tampoco obvió que la economía americana «es la envidia del mundo, nuestro ejército es el más poderoso de la tierra y EEUU está ganando todos los días».
Trump alertó, eso sí, que las «ridículas investigaciones partidistas» en su contra podrían frenar el «milagro económico» que vive el país, en una aparente referencia a la indagación sobre la trama rusa del fiscal Robert Mueller y las pesquisas de la oposición demócrata.
En lo que se refiera a la inmigración, Trump destacaba el deber moral de crear un sistema de inmigración que proteja las vidas y los empleos de los ciudadanos estadounidenses. En este sentido incidía en que «ningún tema ilustra mejor la división entre la clase obrera de EEUU y la clase política que la inmigración ilegal». «Políticos y donantes acaudalados presionan para abrir fronteras mientras viven sus vidas detrás de muros, puertas y guardias», espetó.
«Una prioridad es primordial: revertir décadas de políticas comerciales calamitosas».
Trump no pasó por alto la necesidad de aprovechar el increíble éxito económico de EEUU para «revertir décadas de políticas comerciales calamitosas». Al respecto la atención vira a China, donde las negociaciones dentro de la tregua en curso avanzan, pero también a otros socios, como la Unión Europea o Japón. Washington y Pekín deben alcanzar un acuerdo antes del próximo 1 de marzo, de lo contrario, EEUU podría incrementar sus aranceles sobre un catálogo de productos chinos por valor de 200.000 millones de dólares del 10% al 25% además de extender sus gravámenes a todos los bienes chinos que lleguen al país.
Además, el Departamento de Comercio de EEUU tiene que dar a conocer los resultados de su análisis sobre la posibilidad de tasar a la industria automotriz extranjera antes del próximo 17 de febrero en un momento que Washington y Bruselas negocian un posible acuerdo comercial. Dicho esto, la UE quiere centrarse solo en productos jndustriales, incluido el sector automotriz, pero dejar de lado la agricultura, un área de extremo interés para EEUU. Trump encomió a los legisladores que aprueben el acuerdo comercial EEUU-Mexico-Canadá (USMCA) que sustituirá al actual Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Al mismo tiempo pidió que se apruebe el proyecto de ley de «comercio recíproco» para poder imponer aranceles a los países que graven los productos.
El inquilino de la Casa Blanca aprovechó su intervención para pedir a los legisladores republicanos y demócratas que colaboren para un crear un plan de inversión que «reconstruya la infraestructura desmoronada» del país. Además recordó que «es inaceptable que los estadounidenses paguen mucho más que los consumidores de otros países por los mismos medicamentos, a menudo fabricados en el mismo lugar. Esto es incorrecto, injusto y juntos podemos detenerlo», apuntilló.
«Estamos con el pueblo venezolano en su noble búsqueda de libertad»
Trump confirmó que planea reunirse con el líder norcoreano Kim Jong Un para una cumbre de dos días en Vietnam el próximo 27 y 28 de febrero.
También aprovechaba para reiterar que su gobierno está «con el pueblo venezolano en su noble búsqueda de libertad» y condenó al régimen de Nicolás Maduro y sus políticas socialistas. El comandante en jefe recordó a los presentes que EEUU «nunca será un país socialista».
Además aseguró que las grandes naciones «no participan en guerras interminables» y se refirió a Irán como un «régimen radical» que esponsoriza el terrorismo y al que no permitirá que desarrolle armamento nuclear.
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