Eric Salado: Si me hubiera aterrado, ahora estaría muerto.

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En el momento que Erick Salado vio que el agua salpicaba mucho y una aleta de tiburón que rodeaba al hombre con quien buceaba, rápidamente nadó hacia donde estaba el problema.

Cuando se acercaba, vio una gran cantidad de sangre alrededor de su amigo, Alvaro Ordoñez. “No sabía qué había pasado”, dijo Salado, que buceaba y pescaba con arpón junto a Ordoñez y otro buzo a unas tres millas de la costa de Key Biscayne el pasado sábado.

Aunque antes habían tenido encuentros con tiburones, éste fue bastante diferente, dijo Salado. “Al principio pensé que el tiburón había atacado a los peces que habíamos capturado”, dijo. “Empecé a arrastrar a Alvaro por la cuerda y fue entonces que me di cuenta que el brazo le estaba sangrando mucho”.

Salado, cirujano ortopédico que trabaja en Hialeah, llevó a Ordoñez al bote y usó la cuerda que tenía unida a una linterna para hacerle un torniquete. El ataque del tiburón tigre tuvo lugar cuando Ordoñez trató de ahuyentar a varios tiburones que lo rodeaban a él y a otro buzo.

El brazo resultó casi “mutilado” por los afilados dientes del tiburón. Ordoñez dijo que la boca del tiburón nunca se cerró en el brazo, y que el animal era “enorme”. “Pudo haber sido mucho peor”, dijo Ordoñez, agregando que cuando los tiburones lo rodeaban se sintió como si estuviera dentro de una película de horror.

“Si me hubiera aterrado, ahora estaría muerto”. Los dos amigos hablaron el martes en el Centro de Tratamiento Diagnóstico Clark, del Hospital Jackson Memorial sobre la terrible pesadilla que vivieron.

Después de subir a Ordoñez a la embarcación de 27 pies de eslora, lo llevaron a toda velocidad a No Name Harbor, en to Key Biscayne, donde ya los esperaban la policía y un equipo de rescatistas. Poco después, Ordoñez fue llevado en una ambulancia al Centro de Traumatismos Ryder, del Hospital Jackson Memorial, en Miami, donde dos cirujanos pasaron cinco horas operándolo para repararle varios tendones desgarrados, un hueso fracturado y una arteria destrozada.

Ordoñez, que trabaja como dentista en South Miami, dijo que deberán pasar algunas semanas antes de que pueda utilizar de nuevo la mano. Cuando se le preguntó si tenía planeado regresar al agua, respondió: “En cuanto me recupere voy a volver a bucear”.