(Miaminews24).-El resultado de las elecciones de mitad de término en EEUU no fue una sorpresa para nadie, históricamente el electorado castigó al partido del ocupante de la Casa Blanca en estos comicios. Aunque no sucedió la llamada ola azul, los votos obtenidos por los demócratas fueron suficientes para desbancar a los republicanos de la Cámara sin embargo, insuficientes para hacer lo mismo en el Senado. Se obtiene de esta forma un empate técnico que repercutirá en los muchos frentes abiertos de la política económica de la actual administración, en los bolsillos de los contribuyentes y en las arcas de muchas empresas.
Como sostuvo recientemente el analista Jonathon Trugman, del New York Post, “EEUU pasó de ser una de las naciones desarrolladas con mayores impuestos a comportarse igual o mejor que países de su mismo nivel. El atractivo empresarial de EEUU en la era Trump ha sido el mayor en una generación”.
Por otra parte, los salarios han aumentado y las ofertas de empleos también marcan récord. Por ello, muchos se atreven a decir que lo único posible con las nuevas condiciones políticas es que la economía se mantenga igual y, de haber un cambio, debe ser a peor.
Algunos analistas consideraron que un Congreso dividido es una señal de estancamiento. Eso implica que el poder ejecutivo no podrá continuar con su agenda derogación de regulaciones creadas por la administración de Barack Obama, los recortes impositivos y las reducciones de los presupuestos del Seguro Social ni el Medicare.
Este proceso de equilibrio entre las dos fuerzas oponentes puede obstaculizar que se apruebe en el Congreso alguna ley importante. Ambos bandos tendrán los ojos puestos en las próximas elecciones en 2020, viendo las formas de actuar y entorpeciendo a su oponente.
Pero, coinciden los entendidos, que el impedimento a continuar con los recortes en los impuestos o en los gastos gubernamentales significa que la abultada deuda federal empeorará.
Es muy difícilmente, aunque no es imposible, que este Congreso dividido acuerde el financiamiento del muro que desea levantar Trump en la frontera entre EEUU y México. Incluso aunque la Cámara pueda aprobar la construcción a cambio del programa DACA, ello tendría que ser ratificado por el Senado, de mayoría republicana.
La infraestructura
No obstante, sugieren los analistas, se crea una oportunidad para trabajar en algo que sí pudieran estar de acuerdo ambos partidos, como es el asunto de las inversiones en infraestructuras, en la reducción de los precios de las medicinas y el aumento del salario mínimo federal.
Nancy Pelosi, quien podría ser la presidenta de la Cámara, en una reciente entrevista con la CNN planteó que las infraestructuras eran una prioridad para los demócratas. . “En general, las infraestructuras siempre han sido un problema bipartidista. Podemos crear empleos invirtiendo en nuevos proyectos, como sistemas de agua e internet de banda ancha”. La misma inquietud fue revelada por Trump el pasado febrero, cuando aseguró que su administración dedicaría 1.500 millones de dólares con ese objetivo.
Las infraestructuras serían la clave para los grandes proyectos de construcción, desde autopistas y sistemas de agua hasta la red eléctrica. Hay un precedente cercano: en 2016 se discutió un proyecto de ley de 1.000 millones de dólares discutido.
Para Al R. Cárdenas, abogado y expresidente del Partido Republicano en la Florida, “algunos problemas solo podrán solucionarse de manera bipartidista: el aumento del límite de endeudamiento y el impacto que un tope presupuestario federal pudiera tener en el gasto de defensa y nacional”.
Cardenas amplió que “la consecuencia de un desacuerdo en el aumento del límite de endeudamiento traería como consecuencias el incumplimiento del Gobierno con sus obligaciones financieras, algo nunca hecho por los Estados Unidos”, explicó el abogado a CNN.
“Sin un nuevo acuerdo presupuestario bipartidista, la asignación para la defensa en el presupuesto para el año 2020 disminuirá en 71.000 millones de dólares (11%) y las asignaciones no relacionadas con la defensa disminuirán en 55.000 millones de dólares (9%), en comparación con los niveles del año fiscal 2019”, afirmó el analistas republicano.
En cuanto el comercio exterior, los pasos deberían seguir por los mismos derroteros actuales. La Casa Blanca tiene la autoridad de actuar sin la aprobación del Congreso, por ello es de esperar que la guerra de los aranceles con China continúe. No sucede lo mismo con el nuevo tratado comercial con México que remplazaría al TLCAN, ya que este deberá ser aprobado por ambas Cámaras.
En manos de los demócratas está decidir darle o no esa victoria a Trump. Si no lo aprueban, las relaciones comerciales entre los dos países se regirán por el anterior acuerdo. Mientras tanto, las empresas que comercialicen entre las dos naciones vivirán en la incertidumbre.
John Crudele, del NewYork Post, cree “que si las agresivas políticas comerciales de Trump se reducen, algo poco probable, las empresas como Caterpillar, Boeing, Apple y cualquier empresa que haga negocio en el extranjero podría beneficiarse”.
Trump, afirman los analistas, es sobre todo un superviviente. Es capaz de trabajar con republicanos y demócratas con tal de conseguir sus objetivos. Los republicanos están convencidos que bajo su liderazgo pueden cumplir con la economía. El foco de atención entonces se centra en los demócratas, quienes sopesarán cada una de sus acciones y apoyarán solo aquellas que los lleven a ganar las elecciones de 2020.
Fuente:DLA