Festival Ultra: sigue el debate después de la decisión de comisionados de Miami

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(Miaminews24).-El festival Ultra podría realizarse en las afueras del Miami Marine Stadium y en predios de Virginia Key Beach Park, según lo decidió la Comisión de la ciudad de Miami, pero de ahí a su realización concreta puede haber algún trecho por recorrer.

Es amplia la historia de demandas entre la isla y ese municipio que tiene jurisdicción sobre el escenario en el que, en 2019, se realizaría Ultra. Al momento del cierre de esta edición, ayer viernes 16 de noviembre, el concejo de Key Biscayne discutió la posibilidad de contratar a un abogado para analizar las posibles alternativas que tendría la villa para negociar con la llamada “ciudad mágica”.

No es claro si habrá un nuevo litigio para detener la posibilidad de que Ultra se haga en Virginia Key, un territorio considerado una joya para la comunidad científica y ambientalista.

Después de 20 años de iniciado, este evento de música electrónica se convirtió en un evento internacional que atrae a públicos de todas partes del planeta. Tiene ocho escenarios distintos, que funcionan de manera simultánea con los “DJs” de música electrónica más famosos del mundo.

Esas tarimas se montan en el Bayfront Park, localizado en el downtown de Miami. Y durante tres días miles de jóvenes paralizan el centro de la ciudad de Miami. En 2017, asistió a ese espectáculo de luces y sonido, 165.000 personas.

Reacciones negativas

Con su poder de convocatoria, Ultra se volvió un espectáculo de masas con sus complejidades logísticas y también sus problemas de orden público.

Sin embargo, para las últimas ediciones de ese festival ya no podían entrar los menores de edad y hubo un control más estricto para reducir, en lo posible, el consumo de droga dentro del área destinada para el concierto.

Pero la gran queja de los vecinos, que ocupan los modernos y lujosos edificios de los alrededores del parque donde se celebra el festival, fue la intensidad del sonido (altos decibeles) y el caos del tráfico.

Uno de los comisionados que lideró la oposición a Ultra fue Marc Sarnoff, del distrito 2, quien llevó en 2014 una resolución para acabar con ese evento, con argumentos como los embotellamientos del tráfico, el supuesto consumo desbordado de drogas, las conductas antisociales e incluso muertos por violencia y sobredosis. Su propuesta fue derrotada. Y era claro que el festival tenía el apoyo del alcalde de ese momento, Tomás Regalado.

Si bien es cierto que hubo algo de lo que los críticos hablaban para descalificar ese evento, fue más la imagen negativa que se creó alrededor de Ultra, que las evidencias concretas.

En 2018 la policía de la ciudad de Miami –contratada por los organizadores del espectáculo- registró el menor número de detenidos e incidentes entre los asistentes en las dos décadas de duración del festival. Pero no se redujeron los decibeles y tampoco los problemas de tráfico y circulación en la zona.

Y estos dos últimos elementos fueron los que más pesaron para que el pasado 27 de septiembre la Comisión votara de manera unánime para no renovar el contrato de Miami con los organizadores de Ultra.

El nuevo conflicto

El pasado jueves 15 de noviembre, en medio de una intensa discusión centrada en la suma que debió pagar Ultra por la utilización de los terrenos de Virginia Key (no menos de 2 millones de dólares) los comisionados votaron (4 a favor uno en contra) para que el festival llegara a un escenario tan polémico como el de Bayfront Park.

El único voto en contra fue el del comisionado del distrito 2, Ken Rusell, quien sustentó su decisión en que no hay suficientes salvaguardas por parte del festival para proteger el medio ambiente.

Una carta del decano de la facultad de Oceanografía y Ciencias Marinas de la Universidad de Miami reveló que en el lugar donde se llevaría a cabo Ultra, con todas sus potentes columnas de sonido, los que sufrirían de manera irreparable los altos decibeles serían peces en cautiverio que están en proceso de reproducción durante esa época del año.

De acuerdo con el decano de esa facultad, Roni Avissar, esa alteración sería un retroceso en años de investigación científica, sustentada por instituciones que han destinado recursos financieros para esos estudios.

También los residentes protestaron por lo que para ellos significaría un nuevo motivo para el ingreso a sus predios de miles de personas y de automóviles. Ya muchos de esos vecinos tenían suficiente con el torneo de tenis que, finalmente, y después de una demanda, se fue de Crandon Park.

Los dueños del festival dejaron en claro que no habría acceso masivo de autos al sitio del evento, y sólo existiría espacio de estacionamiento para 500 invitados especiales (VIP).

También se estipuló que parte de los recursos pagados por Ultra a la ciudad de Miami se destinen al fideicomiso de Virginia Key Beach y a la construcción del museo de historia afroamericana en ese sitio.

El acuerdo al que llegue la ciudad con Ultra puede ser en cualquier momento revocado y no habría concierto en 2020. Todo dependerá de la manera como sus organizadores logren controlar los elementos más complejos, como el tráfico, la multitud que entraría a la isla y el ruido que se generará durante tres días.

Las cifras que dio el abogado de la empresa Event Entertainment Group, Miguel DeGrandy, sobre el impacto económico de Ultra no son de todas maneras desestimables.

De acuerdo con un estudio del Washington Economic Group, citado por DeGrandy, entre 2012 y 2017, se generaron 825 millones de dólares. 10 millones fueron ingresos por el impuesto a las ventas. Entre 2015 y 2017 se crearon 2.500 empleos directos e indirectos.

Entre 2013 y 2018 Ultra le pagó a la policía de Miami 5 millones de dólares y 2.5 millones al cuerpo de bomberos de ese municipio.

Si se celebra en Virginia Key, tendría cuatro escenarios y toda el área en la que se desarrollaría el concierto estaría rodeada por una cerca de 12 pies de altura que, además, aislaría los sectores más sensibles, desde el punto de vista ecológico, de la isla.

Fuente:DLA