(MiamiNews24).-Desde hace un año la chinampa o área de cultuvo de Guillermo Martínez ya no produce dalias, pensamientos, ruda, ni albahaca. Tampoco florecieron las Nochebuenas ni Cempaxúchitl en vísperas de Navidad y Día de Muertos. Tras el sismo de 7.1 que sacudió a México el pasado 19 de septiembre, sus cultivos quedaron bajo el agua.
Ese día, una parte de la zona de Xochimilco, en el sur de la capital del país, quedó inundada cuando el borde que contenía las aguas del canal de Chalco se fracturó por una enorme grieta. El agua contaminada salió de su cauce, invadió los cultivos de las chinampas y la tierra se hundió al menos un metro.
12 meses después, esas chinampas que se ubican en una región que comprenden al menos 70 hectáreas de tierra siguen inundadas e inhabilitadas. Y, para al menos 300 productores de hortalizas y plantas ornamentales, la reconstrucción sigue siendo una promesa sin cumplir.
Las llamadas chinampas, un método de agricultura que se inventó en la época Mesoamericana, justo en esa zona de la Ciudad de México, son consideradas Patrimonio de la Humanidad por ser una técnica única en el mundo. Se trata de una porción de tierra fértil construida sobre un lago donde se cultivan hortalizas y flores.
Sin embargo, ese paisaje que en otros años era símbolo de prosperidad, un año después del sismo quedó convertido en una zona de fango, con caminos destruidos, invernaderos olvidados y vegetación muerta, que comparte espacio con escombros de las casas que tuvieron que ser demolidas.
En Xochimilco, el saldo total del terremoto fue de 4,796 reportes de daños en inmuebles, pero las principales afectaciones se dieron en infraestructura para agricultura, en vías de comunicación, en la red de canales y en sistemas hidroagrícolas. Los poblados que resultaron con mayores daños de la zona fueron San Luis Tlaxialtemalco y San Gregorio Atlapulco, justo los lugares donde vive y trabaja Martínez.
Hasta mayo de 2018, en la zona chinampera del pueblo de San Luis las pérdidas se estimaban en 723 millones de pesos y siguen acumulándose.
Sin producción, sin ventas e incomunicados
Guillermo Martínez, originario del poblado de San Gregorio, fue uno de los productores cuya chinampa quedó bajo el agua, y hasta la fecha, sigue sin ser reparada. En su parcela producía jitomate, pero toda la cosecha se perdió durante la inundación.
“Ya tenemos un año sin trabajar, porque esta era nuestra forma de vida y no tenemos otro empleo que nos genere recursos. Las autoridades consideraron que la zona chinampera no había sido afectada por los sismos, pero mi caso es la prueba de que las parcelas se hundieron, los invernaderos están inclinados”, señaló.
Sin embargo, para ellos la inundación causada por el sismo fue solo el inicio de una serie de daños que, un año después no se han solucionado. Martínez relata que en septiembre las casas que quedaron muy dañadas fueron demolidas y los escombros trasladados a un terreno cercano a la zona productiva, pero el polvo generado dañó el ambiente de crecimiento de las plantas y no pudieron venderse al precio usual.
Además, en la periferia de la zona, los caminos que llevan a los poblados de San Luis Tlaxialtemalco y San Gregorio Atlapulco quedaron intransitables, y ellos prácticamente incomunicados.
“Antes, para llegar al pueblo, los clientes hacían 20 minutos desde el centro de Xochimilco, ahora ese tiempo se alargó más del doble de tiempo. Cada miércoles llegaban mayoristas de toda la república con tráileres a llevarse muchas plantas, pero ahora no pueden pasar con la afectación de caminos y tuvieron que buscar otros mercados”, señaló Guillermo.
Pilar Castro, una de las productoras de flores que vende sus plantas en el mercado Acuexcomatl también coincide en que, después del sismo, los clientes ya no llegan hasta el pueblo.
“Nosotros acudimos al mercado todos los días a partir de las 5 de la mañana y nuestros pasillos están solos. Aunque tengamos producción de calidad no hay quien nos compre. Estamos viviendo una crisis”, señala Pilar Castro una de las vendedoras de flores en el mercado.
Recursos no llegaron a quienes lo necesitaban
Guillermo señala que en el pueblo se ve pobreza, pues la gente no tiene los recursos para volver a restablecerse económicamente tras la pérdida de cosechas, tampoco tienen dinero para reconstruir su vivienda y, además, los apoyos que les prometieron no sirven para atacar los problemas de fondo.
Dos meses después del sismo, el entonces jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, anunció que destinaría 12 millones de pesos para el rescate de esa zona chinampera, que incluía la nivelación de predios inundados, seccionamiento de canales y reforzamiento hidráulico. Sin embargo, la zona continúa bajo el agua.
También la Comisión para la Reconstrucción, Recuperación y Transformación de la Ciudad de México anunció en marzo la aprobación de 100 millones de pesos para que la Secretaría de Obras y Servicios (SOBSE) realizara mejoramiento del suelo, según el informe del mes de junio de 2018. Sin embargo, cuando diversos medios mexicanos solicitaron a la dependencia las facturas y contratos de los gastos, respondió que “no se contaba con presupuesto asignado”.
Ya en el mes de mayo, la Secretaría de Desarrollo Rural y Equidad para las Comunidades (Sederec) pidió a la Comisión de Reconstrucción una partida de 150 millones de pesos para reactivar la actividad productiva y comercial de las delegaciones Milpa Alta, Xochimilco y Tláhuac, afectadas. El dinero sería destinado a trabajos de desazolve de los canales y renivelación de chinampas, sin embargo, la titular de la dependencia, Evangelina Hernández, señaló que los recursos que se pidieron no les fueron otorgados.
Para José Genovevo Pérez, un hombre de 64 años que habita en San Luis y es conocido como el cronista del pueblo, la principal razón de que los recursos no llegaran a las personas adecuadas fue por intereses y favoritismos de los diferentes partidos políticos.
“Hemos sido el patito feo entre las autoridades de la Ciudad de México. Entre los propios partidos no hay una armonía, no hay una organización”.
Antonio Espinoza Martínez, quien también perdió los cultivos de sus chinampas, relató que, tras la inundación, funcionarios del gobierno repartieron una especie de indemnización a las personas que perdieron sus cosechas, pero el pago no se repartió equitativamente pues, asegura, hubo favoritismo para personas que son amigos de funcionarios de partidos políticos.
Además, al pueblo llegaron donaciones de la Fundación Carso, propiedad de Carlos Slim, uno de los hombres más ricos de México, para repartir viviendas provisionales de 27 metros cuadrados, pero se repartieron a gente que no lo necesitaba.
“Mi casa está de lado, pero nunca me quejé. Muchos beneficiarios no necesitaban en realidad las casas, ahora muchas están abandonadas o como bodegas. No se sabe cómo se repartieron. Hay vecinos que tienen dentro de su casa hasta tres casitas provisionales”, dijo Antonio.
Muchas de las personas que esperaban beneficios para poder hacer arreglos a sus viviendas se cansaron de esperar y optaron por la autoconstrucción, es decir, ellos mismos volvieron a levantar sus paredes, sin una supervisión adecuada.
Pero según diversos estudios, el sismo no es el único culpable de las inundaciones y la destrucción de los caminos en la zona lacustre de Xochimilco. Expertos afirman que la zona presenta un proceso de hundimiento que comenzó hace ya varios años, y los efectos vistos tras el sismo se debieron a la sobreexplotación de los mantos acuíferos que surten de agua a muchas zonas del área metropolitana de la Ciudad de México.
Debido a la excesiva extracción de agua, la zona de Xochimilco alcanza hundimientos de entre 35 y 40 centímetros por año, según informó el pasado mes de agosto el especialista Efraín Ovando Shelley, del Instituto de Ingeniería (II) de la UNAM.
“Si no se resuelve el problema que tenemos nosotros, va a afectar seriamente a la ciudad de y vamos a llegar a un colapso ambiental, económico y social”, advirtió Guillermo.
Lo que ellos esperan es que las autoridades destinen los recursos necesarios para revertir o contener estos efectos, para que su pueblo vuelva recuperar la prosperidad de años anteriores y no quedar en el olvido.
fuente:Univision.