«Hay una esclavitud que encadena más que una prisión, más que una crisis de pánico, más que una imposición de cualquier género: la esclavitud del propio ego», ha destacado.
Para el Pontífice, el ego puede convertirse en un «tormento» que tortura al hombre esté donde esté, y que le produce la más profunda opresión, aquella que se llama ‘pecado’, «que no es la violación trivial de un código, sino el fracaso de la existencia».
Para combatir al ego el Papa ha hecho mención del don del amor que se manifiesta en el tercer mandamiento. «El tercer mandamiento, que invita a celebrar con el reposo la liberación, para nosotros cristianos es la profecía del Señor Jesús, que destruye la esclavitud interior del pecado y hace al hombre capaz de amar», ha dicho.
Francisco ha reflexionado sobre la verdadera libertad de la que ha dicho que «no consiste sólo en la capacidad de elegir» sino que también reside en «la capacidad de amar» al tiempo que se ha referido a los diferentes tipos de esclavitud, ya sea interior o interior, que existen en la actualidad. «Están las restricciones externas, como las opresiones, las vidas secuestradas por la violencia y otros tipos de injusticia», ha explicado.
Por ello, ha puesto en evidencia que la misericordia de Dios libera porque fomenta «una libertad grande». En este sentido, ha concluido que es importante «abrirse a la misericordia de Dios, para dejar de ser esclavos de uno mismo».
Fuente:DLA.