(Miaminews24).- Las agujas sucias están esparcidas entre los pinos y la maleza, contaminando el suelo del bosque en los alrededores de Eureka, una ciudad desde hace mucho tiempo famosa por ser el portal del pintoresco Redwood Empire (imperio de las secuoyas). Son los escombros de una creciente epidemia de heroína que está invadiendo a esta comunidad remota en el norte de California.
Aunque el estado en total tiene una de las tasas de muertes relacionadas con opioides más bajas del país, el drástico aumento en el uso de heroína en todo el norte rural en años recientes ha causado alarma. En el condado de Humboldt, la tasa de muertes por opioides es cinco veces más alta que el promedio estatal, por lo que compite con las tasas de estados como Maine y Vermont, que han recibido mucha más atención nacional.
El problema se exacerba en Eureka, la sede del condado, por su población indigente de gran tamaño que está creciendo debido a la falta extrema de viviendas asequibles y una economía debilitada y cambiante que depende en gran medida del turismo. Estos problemas combinados han devastado a una comunidad particularmente vulnerable que a menudo pasa desapercibida en el estado. Ahora esos problemas están a la vista de todos, y provocan quejas y enojo por parte de los residentes de la ciudad.
“He perdido a tantas personas a causa de este problema”, dijo Stacy Cobine, de 46 años, quien ha luchado contra su propio consumo caótico de drogas y lleva ya un buen tiempo sin hogar.
El uso intravenoso de drogas ha sido una amenaza persistente en toda la zona rural de California durante décadas, pero quienes desde hace tiempo han consumido drogas y alguna vez buscaron metanfetaminas —que también se inyectan— ahora están yendo cada vez más tras la heroína o las pastillas de opioides. Según funcionarios, una tasa sorprendentemente alta de recetas médicas de opioides en el condado de Humboldt ha propiciado las adicciones, y el mercado creciente de heroína satisface la demanda cada vez más.
Aunque las metanfetaminas “aún reinan” en Humboldt después de décadas de uso arraigado, Ernie Stewart, el jefe forense adjunto en el Departamento del Alguacil del Condado, dijo que está seguro de que no se reporta una gran cantidad de casos de sobredosis relacionadas con heroína en el condado. Dijo que el abuso de metanfetaminas y heroína ha llegado a todo tipo de personas a nivel local, no solo a los indigentes.
Con los aumentos drásticos en el uso y las sobredosis, la contaminación agravada por los desechos de jeringas se ha vuelto un foco rojo importante para los residentes de clase media de la ciudad, sobre todo porque el turismo es muy importante para Eureka y la región circundante. Los indigentes de la ciudad son objeto de reproches y frustración. Muchos habitantes de Eureka relataron varias experiencias impactantes, entre ellas ver a la gente inyectándose en las calles. Les preocupa que las jeringas desechadas puedan ser un peligro para los niños y turistas que juegan en los parques de la zona.
El Centro Local para la Reducción de Daños de Humboldt, que distribuye agujas limpias a través de un programa de intercambio de jeringas, también ha provocado la furia de muchos integrantes de la comunidad que culpan a la organización por la proliferación de agujas. Brandie Wilson fundó la organización en 2014, en parte, para combatir la propagación de la hepatitis C, que se ha extendido en el condado de Humboldt. El programa de intercambio, dijo Wilson, ha distribuido cerca de un millón de jeringas limpias desde 2017. Los datos proporcionados por Wilson mostraron que les devuelven cerca del 94 por ciento de las jeringas.
“Los problemas relacionados con la hepatitis C, la salud mental, el uso de drogas y opioides, y la indigencia están muy relacionados con vivir en una zona rural y con la cultura del silencio”, comentó. “Sin importar adónde volteara, no había ayuda. Nadie ayudaba”.
Wilson dijo que la organización también ha distribuido miles de paquetes de naloxeno, un medicamento utilizado para contrarrestar las sobredosis de opioides.
El programa para combatir la contaminación por agujas desechadas se intensificó hace dos años cuando la ciudad eliminó un campamento de indigentes a lo largo de Palco Marsh, donde entre 250 y 400 indigentes habían estado durmiendo.
Durante años, los funcionarios de la ciudad y los trabajadores de los servicios de salud habían alentado a la enorme población de indigentes de la ciudad a que fueran ahí. El campamento, al que los lugareños coloquialmente se referían como el Patio del Diablo, les proporcionaba un lugar para dormir o pasar el rato durante el día, pero también tenía condiciones muy insalubres y, a veces, había violencia. En 2016, la ciudad decidió despejar el campamento para construir una ciclopista que rodea la bahía, y no permitió que se abriera un campamento en ningún otro lugar.
“Ahora todos quieren enfocarse en las jeringas en vez de en las vidas de estas personas”, dijo Wilson.
Cobine dijo que la decisión de la ciudad de despejar el campamento de indigentes los “destrozó emocional y psicológicamente”. Cobine dijo que dejó de tomar sus medicamentos para trastorno bipolar porque temía que un efecto secundario, la somnolencia, pudiera hacerla víctima de ataques sexuales cuando no tenía un lugar seguro donde dormir; lleva consigo un hacha para protegerse.
“No debieron haber cerrado el campamento si no querían que los indigentes anduvieran por toda la ciudad”, dijo Cobine. “Debieron permitir que se quedaran donde estaban si no querían ver jeringas y agujas por toda la ciudad, o debieron asignarnos otro lugar adonde ir”. Señaló que solo algunos de los indigentes de la ciudad que estaban viviendo en el campamento encontraron un lugar donde quedarse a través de programas de apoyo.
Steve Shockley dijo que él y otros indigentes en la zona no solo consumen metanfetaminas recreacionalmente: a menudo las usan para estar despiertos de noche. Los indigentes de la ciudad tienen cada vez menos lugares donde puedan dormir sin arriesgarse a que los multen por merodear o a que la policía les decomise sus cosas. Así que consumen metanfetaminas para seguir moviéndose de noche, y toman heroína durante el día para satisfacer sus ansias.
Michael Myers, otro indigente, dijo que era más fácil conseguir heroína que metanfetaminas o, incluso algunos días, más fácil que conseguir marihuana, lo cual es sorprendente en una región conocida como el Triángulo Esmeralda, donde la marihuana se cultiva en muchas zonas.
“El estado está fracasando de manera miserable, y pueden citarme”, dijo Stewart, el jefe forense adjunto. “En todos los asuntos, el estado está fallando miserablemente. No está financiando ni dirigiendo recursos a la rehabilitación de manera suficiente”.
Mike McGuire, quien representa a varios condados del norte de California en el Senado estatal, entre ellos Humboldt, dijo que los gobernantes necesitaban ser más proactivos en cuanto a la expansión de recursos en las zonas rurales del estado. Dijo que los californianos de la zona rural están “desesperados” por obtener más ayuda.
“El condado de Humboldt está a tan solo unas horas por la autopista 101”, dijo, “pero si vas más hacia el norte por la autopista, es como si viajaras en el tiempo. Debemos dar un paso adelante y proporcionar a los condados rurales las herramientas necesarias para combatir esta crisis”.
McGuire dijo que entre 500 y 700 residentes de Humboldt y de los condados cercanos de Trinity y Del Norte están en una lista de espera para obtener servicios de tratamiento para la adicción a los opioides.
Marlies Perez, el director de la División de Cumplimiento del Departamento de Servicios de Salud para el Abuso de Sustancias de California, dijo que el estado está trabajando en aumentar el número de opciones de tratamientos disponibles en zonas rurales.
“Uno de los problemas es el estigma”, dijo Perez. “Tenemos supervisores de condado que no quieren un programa de tratamiento en su zona”.
Algunas opciones están en camino. El proveedor de tratamientos Aegis tiene programado ayudar en la apertura de un centro justo afuera de Eureka para principios de 2019. El centro tendrá como propósito tratar hasta a 200 pacientes y servir como conector para otros centros de la región, entre ellos los de los condados de Del Norte y Trinity.
Otro desafío es encontrar viviendas estables para los más vulnerables con el fin de alentar su recuperación. Sally Hewitt del Departamento de Salud y Servicios Sociales del condado de Humboldt dijo que la incapacidad del condado de expandir las opciones de vivienda pública hará que sea mucho más difícil, sobre todo debido a la renuencia de los lugareños.
Mientras el condado busca soluciones para esos problemas sistémicos, Wilson dijo que su organización seguirá distribuyendo agujas en la región, a pesar de la oposición de los residentes de la ciudad y de los esfuerzos por parte del Ayuntamiento para regular su organización de manera más estricta.
“Solo estamos tratando de averiguar cómo mantener viva a la gente mientras esperamos que lleguen los servicios de rehabilitación”, dijo Wilson.
Con información de ENH.
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