(Miaminews24).- El encuentro entre los líderes de Corea del Norte y del Sur este viernes fue histórico por varios motivos: se trató de la primera vez que un líder norcoreano cruza la frontera hacia el sur, y se firmó un documento para poner fin a su carrera nuclear y armamentista.
Moon Jae-in llegó a la presidencia hace menos de un año, el 10 de mayo de 2017, tras la destitución de la presidenta Park Geun-hye.
Tiene 65 años, aunque parece mayor, y un largo historial de servicio a su país. Proviene de una familia humilde. Su padre era un campesino originario de una región que ahora pertenece al norte; tras la guerra de la dos Coreas, el hombre se estableció en el sur donde fundó la familia de la cual Moon es el hijo primogénito.
Abogado de derechos humanos, Moon fue encarcelado cuando era estudiante por protestar contra el gobierno militar de Park Chung-hee. Posteriormente sirvió en las fuerzas especiales de Corea del Sur en la zona desmilitarizada con Corea del Norte durante un período de tensiones excepcionalmente altas.
Se convirtió en asistente de Roh Moo-hyun, quien presidió Corea del Sur entre 2003 y 2008 y cuando el líder se suicidó un año después, acosado por denuncias de corrupción, se ocupó de sus asuntos en su función de abogado.
Los líderes de las dos Coreas atravesaron varias veces la frontera, plantaron un árbol y acordaron poner fin a las hostilidades pic.twitter.com/Ian484P5WH
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En 2012, Moon fue elegido candidato presidencial del Partido Unido Democrático. Perdió ante Park Geun-hye, pero fue elegido en las urnas tras el juicio político que la destituyó.
Desde el inicio, Moon prometió seguir la «Política de sol» hacia Corea del Norte, siguiendo los pasos de sus predecesores liberales, Kim Dae-jung y Roh Moo-hyun, y en busca de la reunificación de ambas naciones, una estrategia que tiene no pocos detractores en su país.
De hecho, al llegar al poder había pronosticado que su primera visita de estado la realizaría al vecino Norte.
Una de sus primeras acciones de la presidencia de Moon fue abrir la Casa Azul, sede del gobierno, al público -al estilo de otras democracias occidentales- y adoptar dos perros callejeros, algo sumamente inusual en un país conocido tanto por su afición a los perros de raza como por el consumo de carne de perro callejero.
El gran desafío de Moon ha sido persuadir a la administración Trump -y a conservadores dentro de Corea del Sur- de su dedicación a la alianza Seúl-Washington.
Si nos guiamos por las imágenes del encuentro de Moon con el dictador del norte, Kim Jong-Un, todo parece indicar que hay simpatías entre ambos líderes, a quienes une el deseo expreso de la reunificación.
Ambos se encontraron en la Zona Desmilitarizada, y Moon logró que Kim cruzara hacia su lado, algo que nunca había ocurrido; Kim imitó el gesto segundos después, logrando que Moon cruzara al norte.
La declaración conjunta compromete a los dos países a colaborar para lograr la desnuclearización. Hace una semana Pyongyang anunció que ya no efectuaría más pruebas nucleares ni de misiles intercontinentales, y desmantelaría su sitio de pruebas nucleares en Punggye-ri, en el norte de su territorio.
Ambos líderes acordaron también firmar la paz. Técnicamente las dos naciones están en guerra pues las hostilidades de la década de 1950 terminaron con un armisticio, no un tratado de paz.
La cumbre abre además el camino hacia una reunión de Kim Jong-Un con el presidente estadounidense Donald Trump, que podría celebrarse en mayo o junio.
"Esta tierra representa la voluntad de nuestros pueblos. Es una nueva primavera entre el Norte y el Sur" https://t.co/co1LsXO5e8 pic.twitter.com/gGRiPY2yfg
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Hasta ahora todo indica que la sutil diplomacia de Moon, por un lado, y las amenazas e insultos de Trump, por el otro, han surtido efecto en Kim Jong Un.
En una cena programada para después de las históricas conversaciones, Moon ofrecerá un banquete a Kim lleno de simbología: cuenta con ingredientes de las ciudades de origen de los presidentes de Corea del Sur, los fideos fríos de un famoso restaurante de Corea del Norte y, sorprendentemente, papas rösti, que seguramente le recordarán a Kim los cuatro años que pasó en Suiza cuando era adolescente.
Aunque quedan muchos escollos por delante, no hay dudas de que este encuentro histórico y la promesa del fin de las pruebas nucleares del Norte dan un respiro a todos los habitantes de la Tierra, luego de meses de crispaciones ante la amenaza de una guerra con devastadoras armas de destrucción masiva.
Fuente: Telemundo