(Miaminews24).- Dos de los grandes signos distintivos en los que ha cristalizado la política económica de Donald Trump, la gran rebaja de impuestos y el giro proteccionista en comercio, han encendido las alarmas del Fondo Monetario Internacional, que este martes arranca sus jornadas de primavera en Washington.
La economía global crece a paso firme, con una previsión del 3,9% tanto para 2018 como para 2019, según las previsiones recién publicadas. Y los grandes motores —EE UU, China, la zona euro y Japón— están a la cabeza de la manifestación. Pero la pugna económica entre las dos primeros es uno de las grandes riesgos a la vista.
No hay en el mundo una gran economía avanzada para la que el FMI espere tanta expansión como para la de Estados Unidos.
El PIB crecerá un 2,9% este año, lo que supone una revisión de solo dos décimas respecto a lo que esperaba el pasado enero, pero de hasta seis décimas con relación a los pronósticos de octubre, en la última cumbre del Fondo.
Lo que ha pasado entre una previsión y otra es la mayor rebaja de impuestos de los últimos 30 años en Estados Unidos, solo comparable a la de la era Reagan.
El recorte, que premia sobre todo las empresas, suma un montante de 1,5 billones en 10 años y espoleará la actividad en el corto plazo, pero el empuje estadounidense volverá por debajo del nivel potencial una vez digerido ese estímulo fiscal.
Además, el informe alerta de los efectos en la distribución de riqueza en un país ya de por sí muy desigual. “Se espera que los cambios en la política impositiva en EE UU agraven la polarización de los ingresos, que podría afectar al clima político en las opciones políticas de futuro”, señala el informe.
Crecimiento global amenazado
El Fondo pronostica un crecimiento del 2,4% para la eurozona (dos décimas más que en enero), mantiene el 1,2% para Japón, eleva en una décima la previsión de China (hasta el 6,6%) y coloca a la primera economía, la estadounidense, en el citado 2,9% (se modera al 2,7% en 2019).
Pero a partir de ahí comienza una retahíla de notas a pie de página y advertencias de futuro que hace parecer el actual brío una especie de apoteosis pasajera.
“Que grandes economías estén flirteando con una guerra comercial en un momento de amplia expansión económica puede parecer paradójico, sobre todo cuando esa expansión depende tanto de la inversión y el comercio”, afirma el economista jefe del FMI, Maurice Obstfeld, en su declaración inicial de las jornadas de primavera.
Esas grandes economías no son otras que las dos mayores del mundo, Estados Unidos y China, que se han intercambiado una primera ronda de aranceles de volumen reducido pero la amenaza de una nueva ronda de mucho más volumen.
Washington clama contra el déficit comercial de la economía estadounidense, de más de 568.000 millones de dólares, de los cuales 375.000 millones corresponden al desfase con China, a cuyo régimen acusa de competencia desleal y robo de tecnología.
Después de los primeros aranceles aplicados al acero y al aluminio, se han activado negociaciones bilaterales entre socios comerciales para reducir ese déficit, apunta el Fondo, pero el organismo dirigido por Christine Lagarde recalca que la mayor parte del déficit por cuenta corriente estadounidense se debe a que el volumen de gasto agregado supera el ingreso total.
Por ello, advirtió Obstfeld, el déficit por cuenta corriente crecerá con la reforma fiscal recién aprobada, 150.000 millones de dólares más en 2019, según los cálculos del Fondo.
Entre estos retos de medio plazo también figura la ralentización de China, que proseguirá tan pronto como se reduzcan los estímulos fiscales y el crecimiento crediticio.
El Fondo reclama a los Gobiernos que potencien un crecimiento más inclusivo, del que todas las rentas se beneficien, y acometan las reformas necesarias cuando todavía el ciclo económico es positivo. Además, advierte del endurecimiento de las condiciones financieras, con tipos de interés más altos y restricciones crediticias.
Fuente: elpais.com