Furiosa, arremetió a batazos contra conductora en Miami. Siempre quiso ser enfermera

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(Miaminews24).- Las carreteras del sur de la Florida a menudo son comparadas con una selva de asfalto porque todo vale cuando se trata de ser el primero en llegar.

Pero cortarle el paso a otro automovilista no siempre termina en un popurrí de insultos. Fue el caso de Mikaela Barboza, agredida a batazos por dos hermanas en un estacionamiento al norte de Miami, en un caso de furia de carretera captado en video a finales de marzo.

Julie Sam salió de su vehículo enardecida y descargó su ira contra Barboza, de 26 años. La dejó con la nariz rota, siete grapas en la parte posterior de la cabeza y siete puntos en la frente. Una buena «lección de moral y cívica» para el niño que la acompañaba en el vehículo.

Con el rostro y la voz bien claros en el video, era difícil para la sospechosa desaparecer del radar de las autoridades. Sam se entregó el viernes para enfrentar un cargo de lesiones agravadas con un arma letal, informó la Policía del Condado Broward.

La acusada compareció el sábado ante un tribunal de fianzas en Broward donde su abogado, Randall Haas, informó a la jueza Marrilee Ehrlich que su cliente carece de antecedentes penales y tiene planeado comenzar los estudios de enfermería el mes próximo.

«No creo que ella represente un peligro para la comunidad», aseveró Hass, según recoge el Canal 10-ABC, al alegar que es un caso aislado.

La jueza describió a la imputada como una persona «incomparablemente tonta».

Sam, de 27 años, se reencontró con su hermana menor, Samantha Denis, no en la casa, sino en la cárcel. Denis, de 22 años, fue arrestada el lunes por haber sido partícipe de la paliza a Barboza y ha sido imputada por el mismo delito.

Según el acta judicial, ambas persiguieron a la víctima en dsitintos vehículos tras una disputa vial. Preocupada por su seguridad, Barboza se detuvo en un estacionamiento en la localidad de Lauderdale Lakes, al norte de Miami, pero las hermanas no cesaron de seguirle. Pronto la acorralaron con sus automóviles y salieron al acecho.

“No tengo tiempo para esto. Tengo un niño”, invoca Barboza antes del ataque.

«También tengo un niño”, responde Sam, al aproximarse con el bate, mientras que el pequeño en el asiento delantero mira el atercado. “Me vale mier…”, profiere.

Le habrá valido eso en aquel momento, pero ahora su fianza se cotiza en $7,500 y la de su hermana en $25,000. Tal vez tenga que usar el dinero que había apartado para la matrícula universitaria de enfermería y, después de graduarse, pasar muchos años curando heridas ajenas.

Con información de ENH.

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