(Miaminews24).- Los Cayos de Florida, junto con sus vecinos Everglades (un parque nacional en el que abundan los cocodrilos y caimanes), son uno de los destinos más espectaculares de EEUU, con más de un millón de visitantes cada año, pero los turistas españoles que visitan el «estado de las naranjas» tienden a obviarlos priorizando Disneylandia, Cabo Cañaveral, Miami Beach, Orlando o Tampa.
El conjunto de más de 1.700 diminutas islas (Ponce de León, su descubridor, las llamaba «Los Mártires») es un paraiso de la naturaleza preservado por el Florida Keys National Marine Sanctuary que consta de varios parques naturales marinos y reservas ecológicas a lo largo de sus más de 240 kilómetros de longitud lineal dentro del mar, entre el Golfo de México al oeste y el Océano Atlántico al este.
Un alargado y estrecho rosario de islas es la frontera de ultramar entre la península de Florida en EEUU y la isla de Cuba que se encuentra a tan solo 90 millas, la mitad de distancia que a Miami Beach. La Overseas Highway 1, construída en 1928, cuando un huracán destruyó el ferrocarril de 1912, y reconstruida posteriormente hasta 1980, es una espectacular ruta escénica que une los cayos en un insólito «road trip» con mar a ambos lados.
El camino salta de isla en isla, y se extiende desde Cayo Largo (la isla del mítico thriller de Huston con Bogart y Bacall) hasta Cayo Hueso o Key West, donde tiene su kilómetro cero. El recorrido, un objetivo turístico en sí mismo, transcurre durante cerca de cuatro horas por cristalinas aguas de tonos turquesa e islas con paisajes paradisiacos.
Su clima tropical hace imprevisible saber si caerá una inesperada pero gratificante tormenta caribeña, pero el calor y la humedad constantes no saben de estaciones, salvo los veranos, con exceso de mosquitos, en los que se forman huracanes, a veces terribles como Irma (agosto-septiembre 2017).
Los Cayos en orden
La primera isla es Cayo Largo con su parque natural de John Pennekamp Coral Reef, una de las mejores zonas para practicar deportes acuáticos y buceo con un espectacular Cristo submarino, »Crist of the Deep», rodeado de peces de colores y arrecifes de corales vivos que se extienden hasta 45 kilómetros mar adentro. En Newport se puede navegar en un monumento nacional: la embarcación original (1912) de la mítica La Reina de África (Houston, Bogart, Hepburn).
Islamorada
Islamorada, por el color de su abundante nácar, posee un espléndido arrecife y se puede bucear junto a los restos del galeón San Pedro, naufragado en 1773, y a sólo seis metros de la superficie. Aquí se encuentra una de las tiendas de pesca más grandes del mundo, el World Wide Sportsman, que alberga en su interior el barco gemelo del «pilar» de Hemingway, en donde escribió El viejo y el mar. La isla depara, además, una experiencia gastronómica muy americana a base de marisco, barbacoas, cerveza artesana local, vida nocturna, billares, jukebox, dardos. Este lugar fue escenario de la serie de Netflix, Bloodline.
En 1935 fue construído el famoso «puente de las Siete Millas» a la salida de la Isla Marathon, cerca de la escuela para delfines Flipper’s Sea. Esta inmensa obra de ingeniería de 11,2 kilómetros deja al conductor en una soledad absoluta en medio del mar. En este impresionante paisaje, único en el planeta, fueron filmadas películas como Mentiras arriesgadas, A todo gas, Licencia para matar e Íntimo y personal.
Llegando a Lower Key, zona de corales y pinos, se abren dos kilómetros de arenas blancas en la playa de Bahía Honda. Su principal atractivo es Calusa Beach, una playa de aguas tranquilas junto a las vías del desaparecido tren. Desde esta área protegida de los cayos parten muchas de las excursiones de buceo y snorkel. En el Looe Key Sanctuary se encuentra una fragata inglesa hundida en 1744.
Cayo Hueso o Key West
Cayo Hueso o Key West, la ciudad más al sur del Estados Unidos continental, es la meta final del viaje. La capital de los cayos es una elegante ciudad en retícula que llegó a ser la más importante y rica de Florida en el siglo XIX. Con sus buganvillas, casas de madera de postal y exhuberante vegetación tropical, aquí vivieron escritores como Tennessee Williams y Ernest Hemingway. Este último residió diez años desde 1931 y en su casa aún se conservan una veintena de gatos.
También vivieron en Key West presidentes de EEUU como Harry S. Truman, F.D. Roosevelt, D. Eisenhower, J.F. Kennedy (tras la crisis de los misiles) y J. Carter.
Cayo Hueso fue descubierto por los castellanos que le dieron este nombre porque era un cementerio-santuario de las tribus Calusa. Con el paso del tiempo los cayos se convirtieron en refugio de piratas y traficantes de esclavos y sus habitantes solían saquear los barcos cargados de oro, plata y piedras preciosas que naufragaban al transportar el botín hacia España, como en el caso del galeón Atocha, hundido en 1733, con un equivalente a 72 millones de euros. Actualmente Key West sigue siendo un punto de partida referencial para buscadores de tesoros.
La ciudad, que fue vendida dos veces a potentados norteamericanos por el oficial español Juan Pablo Salas, hasta su anexión definitiva a EEUU en 1821, sigue manteniendo un aire muy tropical y tranquilo con la Duval Street, su arteria principal, llena de comercios y restauración; su puerto pesquero, un emporio gastronómico marino; y con gallos y gallinas en libertad (remedio contra los mosquitos) que pasean orgullosos mientras paralizan el poco tráfico, correteando junto a pequeñas casas victorianas entre la asilvestrada vegetación que desembocan en el colorido mojón Southernmost Point que señala el punto más meridional de los Estados Unidos, a 90 millas de La Habana.
El faro de Key West, construido en 1847, es uno de los principales atractivos del Old Town por sus vistas panorámicas y referencia de una isla emporio de la pesca de peces espada y atunes, de buceo, parapente, todo tipo de deportes nauticos y también productora de piñas, limas (tarta de lima merengada), esponjas y, durante un siglo, puros habanos –más de 200 fábricas– torcidos por una colonia cubana exiliada, a causa de los españoles primero y de la revolución castrista después. Por cierto, la mítica compañía aérea Panam fue fundada en este lugar para hacer el recorrido diario entre Key West y La Habana.
Algunos lugares para ver son el Clinton Square Market, un espacio con pequeños comercios, tiendas de arte y de comida, puros hechos por cubanos y otros productos locales; The Sunset Pier, uno de los bares con más ambiente en Duval Street; y el cementerio histórico en donde se encuentran los restos de los marinos del Maine que estalló en el puerto de La Habana y que fue la causa de la guerra entre España y los EEUU.
No hay que dejar de ir en barco, desde el puerto, a la isla fortaleza de Fort Taylor, antiguo Fort Jefferson, que funcionó durante la Guerra de Secesión y posteriormente fue prisión nordista, en medio del espectacular y coralino Dry Tortugas National Park.
Cuando cayó la crisis de los balseros en 1982 y los controles policiales creaban embudos de más de cuatro horas de colas, los ciudadanos de los cayos crearon una Micronación, The Conch Republic, en protesta por los males que Inmigración causaba a los turistas, con bandera, pasaportes, Jefe de Estado y monedas propias. Hoy convive sin problemas esta república nominal con su pertenencia asociada a EEUU.
Finalmente y como festividades muy especiales, no hay que perderse el Songswriters Music Festival, festival de música country, uno de los más grandes del género del mundo, y la muy especial fiesta de Halloween, Fantasy Fest, con connotaciones isleñas muy especiales.