(Miaminews24).- Pekín hizo retumbar el lunes los tambores que aventuran una batalla comercial con Washington. En respuesta a la ofensiva lanzada por la administración de Donald Trump, que el pasado 23 de marzo activó aranceles del 25% y el 10%, respectivamente, sobre las importaciones de acero y aluminio, el gobierno de Xi Jinping oficializó su contraataque imponiendo gravámenes sobre un total de 128 productos estadounidenses por un valor aproximado de 3,000 millones de dólares.
Esta medida, confirmada por el Ministerio de Comercio chino a última hora del domingo, aunque ya anunciada con anterioridad, entró en vigor ayer afectando a un amplio rango de bienes, entre ellos la carne de cerdo, que sufrirá un arancel del 25%, mientras otros productos básicos se enfrentará a gravámenes de un 15%. La reacción no se hizo esperar. Tyson Foods sufrió su mayor caída intradiaria desde el pasado mayo, con sus títulos borrando cerca de un 6.3% de su valor. Los futuros de carne porcina en la Chicago Mercantile Exchange cayeron 3 centavos, hasta los 73.55 centavos por libra (0.45 kg).
«Este gravamen puede causar que los suministros de carne de Estados Unidos crezcan de forma significativa y provoquen la caída de los precios, arrastrando también al pollo y la carne de ternera», avisó en un informe Tim Ramey, analista de Pivotal Research Group. Unas consecuencias que se suman a las que ya experimenta la economía estadounidense, ante las decisiones comerciales adoptadas por la Casa Blanca y el Gobierno.
El dato del ISM manufacturero del mes de marzo se situó en el 59.3, alejándose del máximo en 14 años registrado en febrero. Pese a que la actividad sigue expandiéndose a un ritmo saludable es cierto que los precios pagados por los materiales utilizados dentro de las manufacturas registraron su mayor incremento desde 2011, lo que refleja tanto los problemas de suministro como el incremento de los costes relacionados con los aranceles a las importaciones de acero y aluminio implementadas por Washington.
China no quiere ir a más
De momento, eso sí, China no tiene intención de seguir escalando su tensión comercial con Estados Unidos, ya que dejó fuera de su lista algunos exportaciones estadounidenses clave para la mayor economía del mundo, como es el caso de la soja o las aeronaves fabricadas por Boeing. «Esperamos que Estados Unidos pueda cancelar estas medidas para que el comercio de productos pueda volver a su vía normal», apuntaron desde el ministerio en el comunicado.
Aun así, aseguraron que los gravámenes al acero y al aluminio de Trump han generado «un profundo daño» a los intereses del gigante asiático. De ahí que Pekín optase por defenderse de la medida adoptada bajo el cobijo de la Sección 232 de la Ley de Comercio estadounidense, que alude intereses de seguridad nacional, mediante la implementación de aranceles «para proteger nuestros intereses y equilibrar el daño generado por estas medidas», aseguró el comunicado.
Sin embargo, pese a que el Gobierno de Xi no busca instigar una guerra comercial frontal, es cierto que los gravámenes al acero y al aluminio son solo la punta del iceberg. El presidente de Estados Unidos ya rubricó un decreto que allana el camino para que la Oficina del Representante Comercial (USTR, por sus siglas en inglés) publique próximamente una lista de productos chinos que pueden enfrentarse a gravámenes por valor de un total de hasta 60,000 millones de dólares, como represalia a lo que Washington defiende como el robo de propiedad intelectual y tecnología llevado a cabo por China. Esta medida viene avalada por la Sección 301 de la Ley de Comercio estadounidense.
De hecho, Estados Unidos presentó el pasado 23 de marzo un reclamo contra China en la Organización Mundial de Comercio (OMC). «China parece estar rompiendo las reglas de la OMC al impedir a los poseedores de patentes extranjeras, incluidas las compañías estadounidenses, derechos básicos de patentes para evitar que una entidad china use la tecnología tras el fin de un contrato de licencia», justificó el USTR.
Precisamente, coincidiendo con las medidas de Pekín, el Ministerio de Comercio chino no descartó también acudir a la OMC, al considerar que las decisiones comerciales adoptadas por la Casa Blanca no comulgan con el orden del comercio internacional.
En el documento, publicado ayer, el Ministerio indicó que las restricciones estadounidenses son un «ataque grave» contra los principios de la OMC y una falta a «la no discriminación», que «es la base del sistema de comercio multilateral».
Fuente: economiahoy