(Miaminews24).- Alondra Álvarez vive a unos cinco minutos a pie de la escuela secundaria donde estudia en Detroit pero va en auto porque su madre teme por su seguridad. Al ingresar al edificio, esta muchacha de 18 años atraviesa unos detectores de metales y se empieza a sentir más segura.
“A mi madre nunca la gustó que fuese caminando a la escuela. Le asustan muchos los matones de la calle”, expresó Álvarez, quien estudia en la escuela Western International.
Las escuelas de todo el país que planean medidas de seguridad como consecuencia de la matanza de 17 personas en una escuela de Parkland, Florida, el mes pasado, pueden seguir el ejemplo de Detroit, Chicago, Los Ángeles y Nueva York, ciudades grandes que instalaron detectores de metales y tomaron otras medidas en las décadas de 1980 y 1990 para combatir la violencia asociada con las pandillas y las drogas.
Expertos en seguridad creen que estas medidas han hecho que sean menos factibles las balaceras con muchos muertos, las cuales se han dado más que nada en distritos suburbanos y rurales.
El episodio de la Marjory Stoneman Douglas High School de Parkland fue atribuido a un ex alumno de 19 años, Nikolas Cruz, que habría ingresado a la escuela con un rifle escondido en una bolsa.
La matanza movilizó a miles de estudiantes, que el 14 de marzo salieron de sus aulas por 17 minutos –uno por cada víctima de la matanza– para protestar la violencia con armas.
“Creo que las escuelas de centros urbanos están años luz adelante. Le hacen frente a la violencia desde hace mucho más tiempo”, dijo Philip Smith, presidente de la Asociación Nacional Afroamericana de Armas.
A mediados de los 80, Detroit pasó a ser uno de los primeros distritos escolares que instalaban detectores de metales en primarias y secundarias. Algunas escuelas de Nueva York también los tenían.
Pronto les siguieron los pasos Chicago y Los Ángeles.
El objetivo es “identificar y evitar que alguien ingrese un arma a la escuela”, expresó Nikolai Vitti, director de un distrito con 50.000 estudiantes en escuelas públicas de Detroit. “Pero los detectores de metales solos generan la ilusión de seguridad”.
Vitti sostuvo que es importante además “tener suficiente personal, atender las personas con trastornos mentales y capacitar a los educadores en técnicas de primeros auxilios”.
Esas medidas no siempre impiden que ingresen armas a las escuelas. El 7 de marzo un chico de 17 años fue asesinado y otro herido en una balacera en una escuela de Birmingham, Alabama. Ese día no se usaron los detectores de metal en la escuela. Un muchacho de 17 años fue acusado de homicidio.
Dos estudiantes fueron baleados y otras tres personas sufrieron lesiones en febrero al dispararse accidentalmente un arma que alguien llevaba en su mochila en una escuela de Los Ángeles. Ese distrito usa periódicamente los detectores de metal. Una niña de 12 años fue acusada de ingresar un arma a la escuela.
Álvarez, la estudiante de Detroit, dice que ella y otros alumnos pasan por detectores de metales todos los días. Lo mismo hacía en la primaria.
“Siempre me hicieron sentir más segura”, expresó, agregando que todas las escuelas deberían tenerlos y no solo las de los barrios pobres, “para que los estudiantes no se sientan discriminados”.
Los detectores de metales son vistos como un síntoma de un “estigma que ya existe”, manifestó Mark Fancher, abogado del Proyecto de Justicia Racial de la Unión de Libertades Civiles de Michigan.
“Se presume que las escuelas urbanas –sobre todo las de los barrios negros– son sitios violentos que requieren medidas de seguridad para proteger a los estudiantes”, señaló Fancher.
Pero los detectores de metales, las revisiones de pertenencias, los guardias de seguridad y la presencia policial en las escuelas generan condiciones parecidas a las de una prisión, añadió.
“Los estudiantes absorben todo eso”, dijo Fancher. “Si creas una escuela que parece una prisión, la gente que estudia allí terminará pensando que eso es lo que se espera de ellos”.
El personal, los padres y los estudiantes de las escuelas rurales y suburbanas con frecuencia piensan que son diferentes a las de las escuelas de las ciudades y eso incide en la forma en que enfocan el tema de la seguridad.
“Existe una división tipo ‘ellos son una cosa, nosotros otra’. No somos un distrito urbano”, comentó Kenneth Trump, presidente de Servicios Nacionales de Seguridad en las Escuelas. “Somos la alternativa. El sitio adonde va la gente que quiere escaparle a las escuelas urbanas’”.
Con información de ENH.
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