El niño del anuncio de Kendall Toyota quizás vendía algo más que carros

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(Miaminews24).- Si usted lleva algún tiempo viviendo en Miami, probablemente recuerda su atractiva sonrisa y ojos azules en la televisión en español, en los costados de autobuses del condado y en publicidad que arrastraban aviones a lo largo de la playa.

Es Michael González, durante años el adorable niño de la publicidad de Kendall Toyota.

Pero las autoridades sospechan que González se dedicó a vender otra cosa además de vehículos: drogas. Según fuentes policiales, González, que ahora tiene 17 años, estuvo involucrado en un negocio de drogas afuera de un gimnasio LA Fitness de Aventura. Un amigo de González terminó muerto de una herida de bala en el cuello.

Por ahora, González es una víctima no identificada oficialmente en el caso contra otros dos adolescentes que fueron arrestados y acusados este mes en el asesinato de Omar Darwish, de 18 años. Como es menor, está identificado solamente como “M.G.” en los documentos judiciales, pero su identidad fue confirmada de manera independiente por el Miami Herald, incluida la familia del menor fallecido.

Aunque no ha sido acusado de nada en el caso, como en la muerte hubo un asunto de drogas, González sigue bajo investigación penal. La Policía de Aventura y la Fiscalía Estatal de Miami-Dade declinaron comentar sobre el caso.

Su padre, Claudio González, director de mercadotecnia de Kendall Toyota y West Kendall Toyota, quien se presentaba con el niño en muchos de los anuncios, dijo que su hijo estaba cooperando con las autoridades pero declinó comentar sobre el caso porque la investigación no ha terminado.

“Me siento mal por lo que le pasó a los otros muchachos”, dijo Claudio González cuando el Miami Herald lo contactó.

Mario Machado, el abogado de González, subrayó que el adolescente no ha sido arrestado ni acusado, ni siquiera identificado en el caso. “Él es inocente hasta que se pruebe lo contrario”, dijo Machado.

La semana pasada, la fiscalía acusó a otros dos menores bajo alegaciones de que robaron a González, y mataron a su amigo, Darwish, afuera del gimnasio la noche del 19 de enero.

El sospechoso de apretar el gatillo, Silas Spence, de 18 años, fue arrestado la semana pasada en Georgia y será extraditado al sur de la Florida. El acusado de conducir el vehículo para escapar, Lucas Seeger, de 19 años, fue arrestado en su casa y ahora está detenido en Miami a la espera del juicio. Los dos están acusados de robo a mano armada y asesinato.

Darwish era un joven rapero que quería ir a la universidad. Creció en Miami con su padre y ayudaba a limpiar el restaurante mediterráneo de la familia.

“Siempre quería que los demás estuvieran felices”, dijo Tammer Darwish, el padre.

Aunque Darwish fumaba marihuana de vez en cuando, le había prometido a su padre que nunca vendería drogas. Pero también era un amigo leal que acompañaba a gente de su grupo a todas partes, agregó el padre.

González y Darwish se conocían de la Escuela Secundaria Alonzo and Tracy Mourning en North Miami. El padre de Darwish dijo que nunca esperó que González vendiera drogas. “Mike es una persona que nadie quisiera tener como amigo”, dijo Tammer.

La historia de la familia González es familiar para muchos en el sur de la Florida.

Un inmigrante argentino que llegó a Miami sin un centavo a principios de los años 1980, Claudio González llegó a convertirse en un vendedor de éxito en Kendall Toyota. Después se encargó de la mercadotecnia de ese distribuidor de autos y de West Kendall Toyota. Durante buena parte de los años 2000, era difícil escapar a las imágenes de Claudio y su hijo en todo Miami-Dade. En la televisión y la radio, su distintivo acento argentino era fácilmente reconocible.

Claudio González incluso viajó a Japón para grabar publicidad con su hijo, participaba en programas de Radio Caracol y hacía entrevistas frecuentes. “Este es el argentino que conquista Miami”, proclamaba una página digital de noticias en el 2013.

En una entrevista con el Diario Diario Las Américas en diciembre, Claudio González admitió que su hijo se había cansado de los anuncios porque se burlaban de él en la escuela. “Yo quería que estudiara y acodamos eso porque él planea seguir estudiando Leyes”, le dijo al periódico.

Pero el futuro de Michael González pudiera quedar descarrilado por el robo del 19 de enero, que se describe en la orden de arresto.

Ese día, un grupo de adolescentes, entre ellos Spence y Seeger, se reunieron para planear un robo de drogas. Un menor, identificado como “E.B.”, conocía a González y dijo que “sería una persona fácil de atracar”.

Spence se comunicó con González por Snapchat para comprar $800 en cartuchos de aceite de marihuana para cigarrillos electrónicos. Debían verse en el estacionamiento del LA Fitness en la cuadra de los 3400 de Northeast 207 Street.

González recogió a Darwish y a otro amigo, Tobias Picazo, fumaron marihuana y entonces condujeron hasta el LA Fitness. Spence, Seeger y la novia de Seeger fueron en el Mercedes de ella, quien es menor de edad.

González y Darwish se acercaron al Mercedes. Pero “no mostraron la droga”, dice la orden de arresto. Spence, furioso y con sospechas de que González era un informante de la policía, “dijo que no haría el negocio” y el Mercedes se marchó.

González “expresó frustración de que el negocio no hubiera concretado porque [él] compró el aceite de THC específicamente para esta transacción de drogas”, según la orden de arresto. Entonces empezó a enviar mensajes a Spence por Snapchat para concretar el acuerdo, según la orden de arresto.

Entonces regresaron. González se subió al Mercedes. Ahí fue cuando Spence le entregó una bala a González. “Te voy a pagar con esto”, dijo Spence, según la orden de arresto.

“Yo sabía que esto iba a pasar”, le contestó González, antes de bajarse del vehículo.

González empujó a su amigo Darwish, quien estaba parado junto al Mercedes, con una pistola de municiones de imitación en la cintura. Spence gritó “¡Tiene un arma!”, antes de disparar un solo tiro.

La bala impactó a Darwish en el cuello. El Mercedes salió a toda velocidad. Picazo, quien estaba en auto de González, salió de prisa del vehículo para encontrase con su amigo en el suelo, el rostro cubierto de sangre.

Los dos se preguntaron qué hacer con la droga. “Tenemos que ponerla encima de Omar y decir que era de él”, gritó González, según la la orden de arresto.

González entonces sacó los 25 cartuchos de aceite de marihuana de una bolsa de Target y se los echó encima a Darwish. Alguien que pasaba por el lugar llamó al 911.

Con información de ENH.

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