El ataque de pánico que cambió la vida de una figura de la NBA

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(Miaminews24).- «Tuve un ataque de pánico». Así, sin preámbulos, el basquetbolista Kevin Love contó el difícil momento que le tocó vivir durante un partido entre su equipo, Cleveland Cavaliers, y Atlanta Hawks, el 5 de noviembre del año pasado.

En un artículo de The Players Tribune, y mientras se recupera de una lesión, Love escribió: «A todos nos está pasando algo». Dio detalles de qué sintió en ese momento, cómo descubrió que era un ataque de pánico y qué miedos y debilidades tuvo que dejar de lado para tratarse.

«Nunca estuve cómodo compartiendo mucho sobre mí mismo. Por 29 años fui protector de todo en mi vida. Me sentía cómodo hablando de básquetbol, pero eso salía naturalmente. Mucho más difícil era compartir cosas personales y, mirando hacia atrás, podría haberme beneficiado hablar con alguien. Pero no lo hice: ni con mi familia, ni con mis amigos, ni en público. Hoy me doy cuenta de que debo cambiarlo. Quiero compartir mis pensamientos sobre mi ataque de pánico y que pasó desde entonces. Quiero hacerlo por mí, pero, sobre todo, porque la gente no habla de la salud mental. Y los hombres y niños son probablemente los más rezagados», comenzó el ala pivote estadounidense.

Con sus 208 centímetros de altura, Love siempre se mostró fuerte: se crió, cuenta, con «el manual de ser hombre», que implica «ser fuerte, no hablar sobre tus sentimientos». «Por 29 años seguí ese papel. Por eso, por 29 años pensé que la salud mental era problema de otro. Nunca pensé que era para mí pedir ayuda o abrirme con alguien. Para mí era una forma de debilidad que podría corroer mi éxito deportivo o hacerme ver raro o diferente», explicó.

Eso cambió dos meses y tres días después de cumplir los 29 años. «El 5 de noviembre, justo después del entretiempo contra los Hawks, tuve un ataque de pánico. Vino de la nada. Nunca había tenido uno. No sabía si eran reales. Pero fue real. Tan real como una mano rota o un esguince de tobillo. Desde ese día, casi todo lo que pienso sobre mi salud mental ha cambiado», dijo.

Love resaltó que «estaba estresado por problemas familiares», tampoco dormía bien, y dentro de la cancha le estaba «pesando» la expectativa de la gente «después de empezar con récord de 4-5». «Sabía que algo estaba mal desde el comienzo el partido. Me cansé en las primeras posesiones. Eso fue raro. Y mi juego estaba apagado: jugué 15 minutos en el primer tiempo y apenas tuve una conversión y dos tiros libres», argumentó.

«Después del entretiempo -explicó-, llegó todo. Lue pidió un time-out en el tercer cuarto y cuando llegué al banco, sentí mi corazón latir mucho más rápido de lo normal. Después tuve problemas para respirar. Es difícil de describir, pero todo estaba girando, como si mi cerebro quisiera salir de mi cabeza. El aire se sentía pesado y espeso. Mi boca era como una tiza».

Y agregó: «Recuerdo que un asistente me gritó algo sobre un tema defensivo y yo asentí, pero casi no lo escuché. En ese punto, ya me estaba asustando. Cuando me paré para volver, me di cuenta que físicamente no podía regresar a la cancha. Lue se me acercó y se dio cuenta que algo estaba mal. Le dije que ya volvía y me fui corriendo al vestuario».

Lo que pasó después no fue menos extraño. «En el vestuario empecé a correr de habitación en habitación, como si estuviese buscando algo que no podía encontrar. Realmente solo quería que mi corazón bajase la velocidad. Era como si mi cuerpo me estuviese avisando que me estaba por morir. Terminé en el piso del gimnasio, acostado sobre mi espalda, tratando de conseguir algo de aire para respirar. El resto es todo borroso», relató el compañero de LeBron James en Cleveland.

La decisión, entonces, fue llevarlo a la Clínica Cleveland para hacerle una batería de estudios. «Todo parecía estar chequeado y bien, lo que era un alivio. Fue cuando pensé: ‘Esperen, entonces ¿qué carajo acaba de pasarme?'», recordó.

Pero su vida siguió normalmente: «Cuando volví a jugar, pocos sabían qué me había pasado, apenas algunos en la organización, y nadie había escrito nada. Las cosas volvían a andar genial, pero algo resonaba en mí: por qué me importaba tanto que nadie se enterara».

«Pensé que lo peor ya había pasado con el ataque de pánico, pero no. Llámenlo estigma, miedo o inseguridad. Era un nuevo territorio para mí, y estaba bastante confundido. No podía permitirme dejar a un lado el ataque de pánico, no quería lidiar con algo peor en el futuro. Los Cavs me ayudaron a buscar un terapeuta. Pero debo decir que nunca pensé que iría a uno: nunca había escuchado a un atleta profesional hablar de salud mental y no quería ser el primero. Honestamente, no pensaba que lo necesitaba», explicó.

Su primera sesión no fue fácil; le costó apartar su pie de la puerta para improvisar una rápida huida. «Fui con escepticismo, pero me sorprendió. Para empezar, el foco no estaba en el básquet. Él entendía que la NBA no era la razón por la que estaba ahí. Y hablando, me di cuenta de cuántos problemas vienen de lugares que no te imaginás hasta que te topás con ellos. Es fácil asumir que nos conocemos, pero una vez que sacás las capas, es increíble ver todo lo que hay por descubrir», describió.

«La salud mental no es solo algo de los atletas, sino que es para todos. Todos acarreamos cosas que duelen y que nos pueden lastimar si las mantenemos enterradas. No hablar de nuestro interior nos roba de conocernos realmente. Si estás leyendo esto y estás teniendo un tiempo difícil, sin importar cuán chico o grande te parezca, quiero recordarte que no sos raro o diferente por exponer lo que te está pasando. Por el contrario: puede ser lo más importante que hagas. Para mí, fue exactamente eso», valoró.

Love, igualmente, sabe que la psicología no da soluciones mágicas y por eso lo remarcó en el artículo que escribió: «No es un proceso mágico. Es aterrador, raro y duro, por lo menos en mi experiencia. Sé que los problemas no se resuelven solo hablando sobre ellos, pero aprendí que con el tiempo tal vez podés entenderlos mejor y hacerlos más manejables. Me dí cuenta del poder que tiene contar las cosas».

¿Qué lo motivó a contarlo en The Players Tribune, después de tanto tiempo de mantenerlo oculto? «Decidí hablar después de leer los comentarios de DeMar DeRozan (jugador de la NBA) sobre depresión. Pensé en todos los años que pasé con él en una cancha y nunca descifré que le pasara algo así», confesó.

«Quiero terminar esto con algo que trato de recordarme estos días: a todos nos está pasando algo que no podemos ver. Quiero escribirlo de nuevo: a todos nos está pasando algo que no podemos ver. La salud mental es algo invisible, pero nos toca a todos en algún punto o en otro. Es parte de la vida», concluyó Love, otro atleta -como Lamar Odom, Breanna Stewart o Mardy Fish- que abrió su corazón para evitar que lo mismo les pase a otras personas.

Con información de Clarín.

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