(Miaminews24).- El mercado laboral del siglo XXI requiere cada vez más conocimientos, sobre todo de alta tecnología. Pero considere esto: Casi la mitad de los empleos que el gobierno de Estados Unidos pronostica se van a crear de aquí al 2026, requerirán apenas un título de secundaria. Y a veces ni eso.
Esos empleos tienen algo más en común: Cientos de miles serán ocupados seguramente por inmigrantes dispuestos a hacer trabajos que muchos estadounidenses desdeñan.
Poco se habla en el debate en torno a la inmigración ilegal del papel vital que desempeñan en la economía los inmigrantes sin educación formal ni los conocimientos que el gobierno de Donald Trump y muchos legisladores consideran deben ser un pre-requisito para ser admitidos en el país.
Los economistas dicen que con un desempleo que está en su nivel más bajo en 17 años y el limitado crecimiento de la fuerza laboral, los inmigrantes, con educación y sin ella, son clave para la economía.
“Esta noción de que solo necesitamos gente con ciertos títulos… nunca ha sido cierta en Estados Unidos, y menos ahora”, afirmó Michael Clemens, economista del Centro para el Desarrollo Global, una grupo investigador de Washington.
El 63 por ciento de los empleos, y el 46 por ciento de los trabajos que se espera se creen entre el 2016 y el 2026, requieren no más que un título de secundaria, de acuerdo con el Departamento de Trabajo.
Las nuevas plazas incluyen empleos con sueldos bajos que la mayoría de los nativos se niegan a hacer: unas 778,000 plazas para acompañantes de ancianos y otros enfermos (sueldo promedio en el 2016: 21,920 dólares), 580,000 empleados de restaurantes (19,400) y 431,000 asistentes que ayudan a enfermos en sus casas.
Muchas de esas plazas, dice Clemens, “serán tomadas por inmigrantes o si no esos trabajos no se harán”.
La propuesta inmigratoria del presidente, que fue rechazada junto con otras medidas similares por el Senado este mes, impediría a los inmigrantes patrocinar a hermanos, padres e hijos adultos y acabaría con un sorteo de visas que busca aumentar la diversidad. Apartaría asimismo 25,000 millones de dólares para un muro en la frontera con México.
El gobierno apoyó una propuesta de Cotto y el senador David Perdue que daría preferencia a los inmigrantes con estudios, que hablen bien inglés y satisfagan otros requisitos cuyo fin es atraer a inmigrantes con grandes calificaciones y descartar a los demás.
Sin embargo, el Modelo Presupuestario Penn Warton de la Universidad de Pensilvania, que analiza las propuestas públicas, dijo que el proyecto Cotton-Perdue reduciría el crecimiento de la economía y eliminaría 1.3 millones de empleos para el 2027 y 4.6 millones para el 2040.
Muchos inmigrantes piensan que no se va a llegar a eso.
“Soy optimista”, afirmó Amara Sumah, inmigrante de Sierra Leone que tiene un restaurante de comida de África occidental en Washington. “El pueblo estadounidense es generoso. El presidente no puede cambiar el país él solo”.
El temor de que los inmigrantes van a dejar sin trabajo a los nativos data de una época en la que los estadounidenses no tenían tantos estudios como ahora. Los nativos desempeñaban trabajos básicos. Pero hoy difícilmente se interesen en esos empleos. Hace 25 años, el 46 por ciento de la fuerza laboral estadounidense tenía solo un diploma de secundaria. Un 28 por ciento tenía título universitario. Ahora el 40 por ciento tiene estudios terciarios y solo el 33 por ciento tiene secundaria o no completó esa etapa.
Muchos nativos tienden a ignorar los trabajos mal pagados, con muchas exigencias físicas, incluso si escasean los buenos empleos. Considere lo que sucedió en Carolina del Norte en el 2011, cuando el estado sobrellevaba una feroz recesión. Casi 500,000 residentes no tenían empleo y las granjas del estado necesitaban 6,500 peones para plantar y cosechar pepinos, batatas y tabaco.
Sin embargo, apenas 268 nativos se postularon para esos empleos, que pagaban 9.70 dólares la hora. De ellos, 245 fueron contratados y solo 163 se presentaron el primer día. Apenas siete se quedaron hasta el final de la cosecha.
Mexicanos con visas temporales llenaron 6,474 plazas, de acuerdo con un estudio de Clemens, el cual concluyó que “da la impresión de que los trabajadores nacionales prefieren hacer cualquier otra cosa, incluso pasar largos períodos sin trabajo, a desempeñarse en las cosechas”.
Fuente: mundohispanico
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