(Miaminews24).- La libertad duró poco para dos inmigrantes mexicanos que fueron excarcelados recientemente tras pasar cerca de 20 años en una prisión de Illinois luego de que un juez dictaminó que era probable que sus confesiones en un caso de un doble asesinato fueran obtenidas bajo coerción.
Gabriel Solache y Arturo De León Reyes, liberados en diciembre, fueron detenidos de inmediato nuevamente. Esta vez esperan el proceso de su deportación del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas de Estados Unidos (ICE, por sus siglas en inglés) debido a que ingresaron al país sin autorización legal.
Ellos se encuentran entre varios acusados que han sido liberados porque sus casos fueron manejados por Reynaldo Guevara, un desacreditado ex detective de Chicago que enfrenta acusaciones de que por años golpeó e intimidó a acusados a fin de obtener confesiones falsas.
El abogado de De León dijo no estar seguro de que su cliente haya siquiera logrado cruzar la cerca afuera de la prisión.
«Pero sé que él vio los rayos del sol sin esposas y pudo ver un parque y todas esas cosas por primera vez desde hace mucho tiempo», indicó Andrew Vail, un abogado del bufete Jenner and Block que trabajó en el caso gratuitamente.
Las liberaciones de De León y de Solache suman un capítulo más a la que se ha convertido en una de las historias más inquietantes de la historia reciente del Departamento de Policía de Chicago.
Las acusaciones del año pasado sobre la brutalidad de Guevara han causado que cinco condenas hayan sido anuladas. En años anteriores ha habido otros casos. Uno generó que un jurado en 2009 otorgara 21 millones de dólares _la mayor cantidad otorgada en un solo juicio por mala administración de la justicia_ a un hombre que pasó 11 años en prisión antes que su sentencia fuera anulada.
Guevara se ha apegado repetidamente a la Quinta Enmienda para guardar silencio cuando ha sido llamado a responder a las afirmaciones de los acusados en varios casos. Hizo lo mismo el año pasado en una audiencia para el caso de Solache y De León, pero esta vez los fiscales le otorgaron inmunidad con la esperanza de que su testimonio pudiera mantener intactas las condenas.
Pero las respuestas de Guevara a todas las preguntas fue que no recordaba y se rehusó a revisar sus previos reportes policiacos a fin de refrescar su memoria, lo que causó molestia en el juez James Obbish, que en diciembre desechó las confesiones y llamó las declaraciones de Guevara «mentiras descaradas». Llamó a Guevara «una cáscara de lo que esperaríamos y francamente de lo que yo he llegado a conocer por la gran mayoría de los detectives de homicidios…»
Y con eso, el fiscal estatal del condado Cook no tenía argumentos contra De León y Solache porque los fiscales nunca tuvieron ninguna evidencia física que los vinculara con el crimen. Aun así, los fiscales siguieron insistiendo en que De León y Solache eran culpables.
La policía arrestó a Solache, De León Reyes y Adriana Mejía por el asesinato a puñaladas de Mariano y Jacinta Soto en 1998.
El matrimonio fue agredido para que Mejía pudiera robar a su bebé, y ella dijo a la policía que Solache y De León fueron sus cómplices, de acuerdo con documentos de la corte.
Mejía aseguró que sus cómplices fueron quienes cometieron el doble asesinato, pero nunca fueron encontradas huelas dactilares ni evidencias de ADN que ligaran a los dos hombres con el crimen. Y las únicas prendas de vestir que tenían manchas de sangre eran de Mejía.
La mujer cumple una sentencia de cadena perpetua.
Solache y De León se conocían reamente poco entre ellos o a Mejía antes de ser arrestados. Vivieron juntos como compañeros de cuarto, junto con el esposo de Mejía y otro hombre. Tampoco conocían a la familia Soto.
De León está bajo custodia en el Centro de Detención del Condado Kenosha, en Wisconsin, mientras el gobierno toma una decisión sobre una apelación, lo que tardará unas tres semanas.
Solache fue liberado bajo fianza el viernes mientras su proceso de inmigración es procesado.
Fuente: The Associated Press