Detienen a cinco personas que trataron de entrar a EEUU con documentos falsos

965

(Miaminews24).-Cuando Aracelis Mejía llegó el 10 de diciembre al Aeropuerto Internacional de Miami en un vuelo de la aerolínea Copa Airlines desde la ciudad de Panamá, los agentes de Inmigración que le dieron la bienvenida a Estados Unidos encontraron sospechosos sus documentos de identidad.

La declaración jurada de un oficial de CBP detalla que el pasaporte de República Dominicana que presentó Mejía la madrugada de ese domingo había sido alterado para añadir varios sellos de entrada y salida de EEUU.

Mejía, de 45 años, es una de las cinco personas que fueron detenidas por agentes de Aduanas y protección de fronteras (CBP, por su sigla en inglés) y acusadas de fraude de visa ante un tribunal federal de Miami en las últimas dos semanas y media, de acuerdo con los registros de los tribunales.

Una revisión más exhaustiva del pasaporte de Mejía indicó también problemas en la visa migratoria estampada. “Pertenecía a otro individuo y le faltaban varios distintivos de seguridad”, menciona la denuncia.

Durante una entrevista con agentes de Inmigración, la mujer admitió que no obtuvo la visa en la embajada estadounidense de su país, sino que la compró por 25,000 pesos dominicanos o unos $5,000.

En el mismo vuelo de Copa Airlines en que venía Mejía, se encontraba Jeffrie Corporan. Su pasaporte dominicano también tenía varios sellos falsos de migración de Estados Unidos, pese a que el hombre nunca había visitado el país norteamericano.

La visa que presentó Corporan había sido igualmente alterada. El tipo original de la visa de trabajo H1B había sido cambiado para B1/B2, que usan los visitantes temporales por turismo o negocios.

El hombre de 24 años admitió a las autoridades migratorias haberla comprado por $500, una ganga si se compara con los $5,000 que pagó Mejía.

María Olimpia Díaz llegó al aeropuerto de Miami el 12 de diciembre a bordo de un vuelo de Alitalia que había partido desde Roma, Italia. Con ella, cargaba un pasaporte español en la mano y varios documentos ocultos con lo que posiblemente pensaba buscar trabajo ilegalmente.

Durante una revisión de su equipaje, los agentes de CBP encontraron una tarjeta de residencia I-551 (o green card) con su fotografía y una tarjeta de seguro social bajo un nombre que no era el de María Díaz.

Ambos eran falsos, según los oficiales. La tarjeta I-551 pertenecía a otro individuo y el número de la tarjeta de seguro social no existe.

La mujer de 34 años admitió haberle pagado $80 a un amigo por ambos documentos que ella misma —según la denuncia— sabía que no habían sido emitidos por el gobierno de Estados Unidos.

Por su parte, Felix Yancarlo Soto, de 30 años, presuntamente intentó engañar a los oficiales de Inmigración con un viejo truco sacado de las películas de ciencia ficción.

Al examinar el pasaporte que el dominicano presentó a las autoridades el 14 de diciembre, los agentes se dieron cuenta que la fotografía de Soto no era la original del pasaporte. Alguien había reemplazado la imagen del verdadero dueño del pasaporte con la del dominicano.

Al ser entrevistado, el hombre reconoció haber pagado unos $1,250 por el documento de identidad alterado, de acuerdo con los documentos de la corte. Venía de un vuelo de la aerolínea Avianca que había salido de Bogotá, Colombia y quería quedarse a trabajar.

El 19 de diciembre, Lizbeth Estrella llegó al aeropuerto de Miami en un vuelo de American Airlines que venía de Quito, Ecuador. La mujer de 24 años presentó un pasaporte ecuatoriano y una visa migratoria que parecían genuinas, pero los agentes de Inmigración encontraron una sorpresa en su equipaje.

La mujer tenía una tarjeta de seguro social que pertenecía a otra persona y que no tenía varios de los dispositivos de seguridad reglamentarios.

A todos los detenidos se les asignó una fianza de $250,000. Los casos permanecen abiertos, exceptuando el de María Díaz, que se declaró culpable el pasado jueves tras llegar a un acuerdo con las autoridades. Fue sentenciada a un año de libertad supervisada.

Fuente: El Nuevo Herald