Joven enfrenta audiencia tras atropellar a hombre y causar su muerte

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(Miaminews24).- Una estudiante universitaria de 23 años enfrentará el miércoles una audiencia en Miami donde será sentenciada por provocar la muerte de Scott McGuire, oriundo de Gulfport y agente del Departamento de Investigaciones de Seguridad Territorial.

El trágico accidente dejó sin padre a Finn, ahora de seis años, y viuda a Suzy Rivera. Scott era el orgullo de sus padres, y el apoyo de sus dos hermanas, una de ellas su hermana melliza.

La familia de McGuire no cree que la estudiante, Jordana Rosales, perciba la enorme pérdida que le ocasionó a McGuire y su familia después que bebió más de 10 copas de ginebra y agua tónica, según un reporte de la policía, y se puso frente al volante del Mercedes-Benz de su tío en South Beach.

Con tres amigos en el automóvil, Rosales se dio cuenta que iba en sentido contrario y quiso hacer un rápido y amplio giro en U. El tráfico venía hacia ella, y terminó subiéndose en la acera.

Tras encaramarse en la acera, Rosales atropelló a McGuire y a su jefe, que estaban a punto de abordar un taxi tras salir de una reunión en la madrugada del 15 de enero de 2016.

Rosales huyó del lugar, e incluso trató de esconder el Mercedes, pero los investigadores lograron identificarla y detenerla.

En el juicio se declaró culpable de homicidio vehicular, abandonar el sitio de un accidente fatal y de conducir imprudentemente. Ahora enfrenta una condena de entre cuatro y 50 años de cárcel de ser hallada culpable.

Toda la familia de McGuire planea asistir a la audiencia de sentencia y espera que agentes del Departamento de Investigaciones de Seguridad Territorial también acudan el miércoles. La familia ha declarado que Rosales nunca hizo contacto visual con ellos cuando pidió perdón bañada en lágrimas durante la vista donde se declaró culpable en octubre.

La mañana en que su esposo fue atropellado por Rosales, el teléfono de Rivera sonó a las 3:20 a.m. en su casa de New Orleans.

El corazón le dio un vuelco cuando la voz del otro lado de la línea preguntó con cierta vacilación: “¿Es la señora McGuire?”. Los amigos y la familia la conocen por Rivera, su apellido de soltera, que conservó después de casarse.

Su esposo acababa de ser víctima de un accidente en que el conductor se dio a la fuga, le dijo el agente del Departamento de Investigaciones de Seguridad Territorial que llamó a la casa. Está inconsciente, le dijo y Rivera no sabía qué significaba exactamente ello.

De inmediato reservó el primer vuelo que pudo encontrar con destino a Miami, junto a su hermana y al pequeño Finn a su lado. Cuando llegó al hospital, supo que Scott estaba en coma.
McGuire y Rivera se conocieron en la universidad, cuando ella tenía 18 años y él 21. Desde que comenzaron su relación se hicieron inseparables uno del otro.

Cuando Finn nació, Scott McGuire solicitó una licencia por paternidad. Estar con su hijo era una verdadera delicia para él, nunca una pesada responsabilidad.

Rivera todavía se maravilla de todo lo que se divertían y lo bien que la pasaban después de casi 20 años juntos. Trataban de no estar separados nunca.

“Era mi alma gemela”, dice Rivera, que trabaja como diseñadora gráfica. “Era todo para mí. No dejaba que me preocupara por nada, siempre me tranquilizaba y me decía que todo iba a estar bien”.

Scott McGuire nunca se despertó del coma. Cuando su muerte era inminente, Rivera se sentó con su hijo en un salón de conferencias del hospital. “Le dije que Papi iba a ir al cielo y empezó a llorar, pero entonces le dije que no se preocupara. Que Papi estaba todavía con nosotros. Y ahora iba a ser su ángel”.

En la actualidad trata de perdonar a la mujer responsable de la muerte de su esposo. La investigación y las visitas a la corte se le suman al dolor que siente.

La familia de McGuire piensa que Jordana Rosales debería cumplir una severa condena de cárcel, no poco tiempo.

Rosales tenía 21 años cuando arrolló con su auto a McGuire y a su jefe. Rivera no cree que Rosales sea lo suficientemente madura para comprender a cabalidad la magnitud de la pérdida que causó.

“No le deseo mal, pero tiene que aceptar las consecuencias de lo que hizo. Me cuesta mucho trabajo perdonar, pero estoy intentando hacerlo”.

Su esposo tenía 41 años cuando murió.

Fuente: El Nuevo Hearld