(Miaminews24).- El 16 de diciembre del 2016, la policía de Houston, en Texas, recibió una llamada aterradora.
Dedré Jefferson le dijo a los gritos a la operadora del 911 que su hija la estaba matando.
Cuando llegaron a la vivienda, la policía se encontró con el cuerpo sin vida de la mujer, que había sido apuñalada hasta la muerte.
En la casa de un vecino, escondido en el armario, hallaron al hijo de la víctima, Blake Jefferson.
Blake, de 22 años, era un estudiante con honores en la Universidad del Sur de Texas, según cuentan familiares.
“Era brillante y muy humilde, muy inteligente. Bueno para los deportes, respetuoso, y lo sigue siendo”, dijo Mitzie Johnson a la televisora ABC, prima del muchacho.
El universitario fue acusado de asesinato.
El miércoles 8 de noviembre la abogada de Blake llegó a un acuerdo con la fiscalía: el joven no iría a la cárcel por matar a su madre.
Ninguno de los dos lados en el juicio disputaba que el muchacho haya apuñalado a su madre dentro de la casa en la que ambos vivían.
Pero tras el comentario de varios expertos se llegó a la conclusión de que Blake sufría problemas mentales.
Fue así que la corte halló al joven mayor de edad no culpable por sufrir de demencia.
Varios familiares, incluso su madre, había dicho previo al asesinato que estaba preocupada por su hijo.
Investigadores descubrieron que Blake habló con el pastor de su iglesia sobre las “visiones espirituales” que estaba sufriendo.
Su abogada, Toni Jones-Holley, dijo que cuando el universitario se dio cuenta lo que había hecho rompió en llanto. Dijo que el joven se encuentra mejor tras comenzar a tomar medicamentos recetados por especialistas.
Fuente: Telemundo