(Miaminews24).- Tawana Akins ha tenido que enterrar a otro sobrino. Su cuarto. Después de haber perdido a King Carter, de seis años, el año pasado cuando una bala perdida le quitó la vida, ahora la familia llora la muerte de Ralph Carr, de 24 años, que murió baleado afuera de su apartamento de Liberty City cuando se dirigía a su automóvil para ir a recoger a su novia en el trabajo. El incidente tuvo lugar el pasado 15 de septiembre.
“Es un círculo vicioso”, dijo el jueves Akins, maestra del Condado Miami-Dade. “Estoy cansada de que mis familiares no puedan crecer y tener una vida fructífera”.
Akins, que trabaja activamente para controlar la violencia armada en la comunidad, dijo que la semana pasada salió del Centro de Traumatismos Ryder, del Hospital Jackson Memorial, y de inmediato comenzó a tocar puerta tras puerta en el barrio donde vivía Carr, para implorarle a los vecinos que se comuniquen con la policía si tienen algún tipo de información. Hasta el momento, hay pocas pistas, que ella le dio al detective de la policía de Miami que está investigando el caso.
Sin embargo, Akins dijo sentirse insatisfecha, y cree que el asesino o asesinos se esconden detrás de la protección del llamado “código callejero” que hace que los residentes no hablen acerca de lo que sucedió en el complejo de apartamentos ubicado en la calle 70 cerca de la avenida 8 del noroeste.
“Nadie quiere hablar”, dijo.
La comunidad del Gran Miami quedó estremecida en febrero de 2016 cuando King Carter, estudiante de primer grado, murió en medio de un tiroteo entre dos pandillas rivales un sábado por la tarde afuera del edificio de apartamentos donde vivía.
Y ahora, Akins vive de nuevo el trauma cuando a otro ser querido le arrebatan la vida. Ya ha perdido cinco familiares por culpa de la violencia armada, cuatro sobrinos y un primo.
“Si alguien sabe algo, que lo diga”, expresó.
Las autoridades le piden a cualquier persona que tenga información sobre lo ocurrido que llame a Crime Stoppers del Condado Miami-Dade al teléfono 305-471-TIPS. La persona que llame siempre permanecería anónima y podría ser elegible para recibir una recompensa de $3,000 por cualquier pista que lleve a un arresto.
Con información de El Nuevo Herald.
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