(Miaminews24).- Sobre un pedazo cartón que acomodó en la grama pasó la noche del lunes José Antonio Buján, de 84 años, a las afueras del edificio donde vive, Civic Towers, en Allapattah, Miami.
Junto a él descansaba su perro Napoleón, su única compañía. Gracias a la ayuda de sus vecinos, José (quien lleva más de tres días con la misma camiseta de Superman) y su mascota lograron pasar la siguiente noche en un improvisado colchón.
“Nos dijeron que sacáramos un par de chiros (ropa), que nos fuéramos a los albergues y que luego de que pasara el huracán Irma podríamos volver, pero fue una mentira”, aseguró Buján, a quien se le dificulta caminar y anda con un bastón.
A unos cuantos metros está Roberto Torres, de 88 años, quien intenta dormir sobre una incómoda silla de alambre. En un viejo coche para bebé lleva a su perrita Linda y en una jaula a su gata Princesa.
“Nos sacaron por el ciclón y desde que llegamos no nos han querido dejar subir. Hace poco salí del hospital por neumonía. No merecemos estar tirados acá”, lamentó Torres, quien reside allí desde 1991.
Estos dos cubanos hacen parten de unos 50 residentes que llevan ya tres días durmiendo en la calle, frente a esta torre de apartamentos subsidiados por el Plan 8 — un programa del gobierno federal que asiste con el pago de renta a pensionados y deshabilitados. Los residentes fueron evacuados desde el sábado ante el riesgo de que el poderoso huracán dañara aún más los ya averiados edificios.
Cuando regresaron en la mañana del lunes con la esperanza de ingresar a sus apartamentos, dos policías les informaron que no podían entrar porque “el huracán había dejado los edificios inhabitables”, según algunos inquilinos.
Desde entonces, han pasado estos días en condiciones precarias, sobre sillas, en el piso, en improvisados colchones, dentro de los carros, sin bañarse y haciendo sus necesidades personales en la grama —el único baño portátil que hay está tan sucio que prefieren no usarlo.
Las autoridades han ofrecido llevarlos de nuevo a un refugio de la Cruz Roja, pero la mayoría declinó aceptar ya que arguyen que tienen sus residencias en esas torres.
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