(Miaminews24).- La renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte empezó ayer con el pie izquierdo.
Los representantes canadienses y mexicanos se mostraron apacibles en público y enfatizaron su compromiso con el intercambio regional y los beneficios de mantener una alianza en América del Norte.
Ambas naciones coincidieron en señalar que el acuerdo actual no afecta desproporcionadamente a Estados Unidos.
En tanto que Robert Lighthizer, el representante comercial para Estados Unidos y quien encabeza el equipo que busca reformular el tratado que entró en vigor en 1994, reiteró que “creemos que el TLCAN ha decepcionado a muchos estadounidenses y necesita mejoras drásticas”.
La ronda de diálogos que empezó este miércoles es la primera de varias programadas de aquí al final del año, cuando los tres países esperan alcanzar un acuerdo.
Es un marco de tiempo algo apretado en términos de negociaciones internacionales, lo que deja ver que cuestiones políticas de las tres naciones quizá han tenido mayor peso que las realidades prácticas de realizar una negociación tan compleja.
Tanto México como Estados Unidos celebrarán elecciones nacionales el próximo año.
El tema más general es qué tan importantes son los déficits comerciales. Los estadounidenses compran más bienes y servicios a México que lo que los mexicanos compran a Estados Unidos. El año pasado, esa brecha fue de 55.6 mil millones de dólares.
El gobierno de Trump considera que ese número por sí solo es condena suficiente del TLCAN al contar como evidencia de que México está aprovechándose de Estados Unidos.
El comercio con Canadá ha sido más equilibrado en los últimos años, aunque Lighthizer dijo el miércoles que conforme pasan los años el déficit estadounidense con Canadá también ha incrementado.
Industria automotriz, otro tema conflictivo
Mientras que tanto México como Canadá han presentado un frente unido al descartar que ese desequilibrio comercial sea relevante.
Muchos economistas consideran que el enfoque en el comercio bilateral es el equivocado, pues un país puede tener un déficit con un socio comercial mientras tiene superávit con otro. Lo que importa es la suma total
“Canadá no ve a los déficits o superávits comerciales como la principal medida de si el comercio funciona”, dijo ayer Chrystia Freeland, la canciller canadiense.
México ha sido todavía más incisivo cuando se trata de respaldar la aseveración de que hay algún problema.
El secretario de Economía, Ildefonso Guajardo Villarreal, le dijo a una comisión del senado mexicano la semana pasada que estará “encantado de analizar la situación de lo que llamamos rebalanceo comercial, siempre y cuando logremos mejorarlo a través de expansión del comercio, no a través de restricción del comercio”.
Una pregunta clave es qué tanto se trasladará la retórica de Trump a los detalles de la negociación. En varias ocasiones, el gobierno estadounidense ha pronunciado fuertes palabras sobre sus socios comerciales pero después ha adoptado un tono más conciliatorio en privado.
La administración, por ejemplo, insiste en público que quiere deshacerse de un sistema de arbitraje independiente que permite que las empresas pidan la eliminación de tarifas arancelarias.
El sistema ha sido utilizado en su mayoría por compañías mexicanas y canadienses para forzar a que Estados Unidos abandone posturas proteccionistas que son técnicamente violaciones del TLCAN.
Otro tema conflictivo es la industria automotriz. Estados Unidos quiere desincentivar las importaciones de partes de autos desde países fuera de la región del TLCAN.
Con el acuerdo como está ahora, un automóvil ensamblado en México puede ser importado hacia Estados Unidos sin pagar un impuesto si al menos el 62,5 por ciento del valor del auto fue hecho en Norteamérica.
El gobierno de Trump quiere que ese umbral sea más alto y que una porción significativa de las partes provenga de Estados Unidos; el sindicato automotriz estadounidense ha pedido tal cambio desde hace tiempo.
Sin embargo, los fabricantes de autos no están tan seguros. Importar partes a un menor precio ayuda a que el costo del producto final sea menor. En general, mientras más componentes haya de la zona del TLCAN y mientras mayor sea la proporción de partes estadounidenses, mayor es el precio del auto.
Las tres naciones están de acuerdo en general con que el TLCAN necesita modernizarse.
Por ejemplo, fue escrito antes del comercio en línea. También hay respaldo a que haya una implementación más fuerte de protecciones laborales y ambientales. De hecho, los tres países ya renegociaron el TLCAN de cara al –ahora descartado– Acuerdo Transpacífico.
Discutir algunos de los temas sí podría ser relativamente sencillo. El gobierno estadounidense quiere incluir provisiones sobre la manipulación del tipo de cambio; pero tanto Canadá como México tienen bandas cambiarias y es poco probable que se resistan al gesto simbólico.
Sin embargo, Canadá y México han mostrado mayor resistencia a las exigencias estadounidenses en otras cuestiones de mayor sustancia. (New York Times).
Fuente: Diario MX