(Miaminews24).- En sus 70 años de existencia, el Fondo Monetario Internacional (FMI) se ha habituado a crisis financieras y programas internacionales de ayuda, pero se enfrenta ahora a un desafío completamente nuevo: convivir con una Casa Blanca que no siempre coincide con su visión.
Cuando el FMI y el Banco Mundial preparan su reunión de la primavera boreal esta semana en Washington, las fuentes de abierta divergencia no faltan.
El Gobierno de Trump se propone desmantelar parte importante de la regulación financiera adoptada después de la crisis de 2008, al tiempo que el FMI alerta de que medidas de desregulación «aumentarán la probabilidad» de una nueva tormenta financiera.
Y si el FMI advierte sobre el impacto económico del cambio climático, la Casa Blanca duda de la propia existencia del fenómeno, se propone relanzar la industria del carbón y amenaza con retirar a Estados Unidos del acuerdo de París sobre reducción de emisiones contaminantes.
Pero es en la delicada cuestión del comercio internacional donde el potencial de problemas entre el FMI y su principal accionista es más elevado.
Ya desde que Trump estaba en campaña electoral, el año pasado, el FMI insistió en advertir sobre los riesgos del «repliegue» económico, las restricciones a la migración o el espectro de una «guerra comercial».
Se trata de una visión que contrasta abiertamente con la agenda de Trump, que amenaza con imponer nuevas barreras aduaneras, cerrar las puertas a la migración, denunciar el libre flujo defendido en la Organización Mundial de Comercio (OMC) y acaba de firmar un decreto para priorizar la compra de productos estadounidenses.
Hasta ahora, el FMI ha quedado a salvo de las críticas directas del presidente, pero no ha escapado de la atención del secretario de Comercio, Wilbur Ross, para quien «cada vez que hacemos cualquier cosa para defendernos (…) ellos lo llaman proteccionismo».
Fuente: Yahoo! Finanzas
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