(MiamiNews24).- En octubre de 2015 la sonda Cassini de la NASA cambió su rumbo y se dirigió al polo sur de Encélado, la luna helada de Saturno. Este cuerpo que supera los 500 kilómetros de diámetro y cuyo núcleo rocoso está bajo hielo de unos 40 kilómetros de espesor, es uno de los principales favoritos a albergar vida más allá de la Tierra.
Su objetivo era analizar la composición de las nubes de gas que emanan como géiseres en su polo sur. La nave atravesó las nubes de Encélado a 19.000 kilómetros por hora y su pasada duró apenas fracciones de segundo. La esperanza era capturar algunas de las partículas de agua y otros compuestos que emanan a unos 400 metros por segundo.
Los resultados publicados en la revista Science apuntan a que la luna puede albergar formas de vida simples, similares a las que existen en los océanos de la Tierra. Los gases contienen moléculas de hidrógeno y dióxido de carbono. Estos dos compuestos suponen un 1,4% y un 0,8% del volumen total, respectivamente.
El diario El País informa que las fumarolas hidrotermales albergan comunidades microbianas capaces de alimentarse de los compuestos químicos presentes en estos entornos. Una de las hipótesis sobre el origen de la vida en la Tierra es que surgiese al calor de estas chimeneas subacuáticas.
Fuente: El País