(Miaminews24).- El castellonense Sergio García gana su primer Masters de Augusta después de batirse en el desempate contra Justin Rose; fue una jornada espectacular de golf en la que Sergio logró sobreponerse a situaciones difíciles y en la que demostró que es un extraordinario jugador.
Fue la victoria del deseo, la del deportista al que ya le buscaban sucesor cuando él aún no había llegado a la cumbre. Sergio García, de Borriol, ganó el Masters de Augusta en el campo que arrancó sus mayores frustraciones en las 17 ediciones que jugó como profesional. Antes hubo una como aficionado, la del 99, donde fue el mejor amateur y fue feliz. «Algún día lo ganaré como profesional», pensó cuando se vio junto a Olazábal, que llevaba la chaqueta verde puesta. Han tenido que pasar 18 años, pero el golfista anteriormente conocido como El Niño, casi un hombre casado, tiene esa prenda.
Tuvo aire, además, de revancha. En la batalla final superó a todos los de su generación. A Rose, el campeón olímpico, que fue el que más resistencia opuso, pero también a Scott, a Fowler… A todos esos chicos a los que comandaba cuando era joven y que le pasaron a lo largo del siglo. Ahora ya se siente como ellos. O mejor.
El momento cumbre se cargó de simbolismo. En el primer hoyo de desempate falló Rose, Sergio fue un autómata y acabó con un birdie. Angela Atkins, su futura mujer, lloró. Él también después de celebrarlo como un gol en el green del hoyo 18 de Augusta. Cuando se anunciaba el advenimiento de Rahm, Sergio llegó para pedir sitio. A los 37 años y en el 60 cumpleaños de Seve, el malogrado genio. Era el día perfecto.
En el curso de las remontadas en el deporte, Sergio también quiso intentarlo. Fue a raíz de un fallo que pudo haber sido definitivo, justo al abandonar el Amen Corner con dos golpes de desventaja. El español quiso hacer un tiro reservado a jugadores como Dustin Johnson, que pegan como mulas. Se trata de pegar un golpe por encima del bosque y burlar el codo que hace el hoyo 13 (par 5). El español midió mal y se quedó justo en el matorral. En un combate de boxeo, que en esos momentos ya lo era porque era un pulso entre él y Rose, el árbitro hubiese preguntado si quería seguir. Estaba contra las cuerdas.
Pero Sergio dropó, jugó un golpe muy apurado y salvó el par. Rose, que lo hizo todo de una forma más ortodoxa, consiguió al final el mismo resultado.
Con información de BBC
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