(Miaminews24).- «Es la marquinha», dice Romero, risueña, antes de explicar en qué consiste esa técnica que aprendió de pequeña en su barrio, una favela carioca, y con la que ahora se gana la vida. Se trata de recrear las formas de un bikini pegando cinta adhesiva sobre los cuerpos de sus clientas para someterlas luego a un baño de sol.
En lugar de tomar el sol en una de las famosas playas de Río de Janeiro, las clientas de «Erika Bronze» se tienden a intentar conseguir su bronceado preferido en la azotea de un viejo edificio de la zona oeste de la ciudad. Ninguna lleva un bikini, además, sino aquello que ha convertido el negocio de Erika Romero en uno de los centros de belleza de moda de Río: trozos de cinta aislante de color negro o azul pegados en sus cuerpos desnudos.
El objetivo es conseguir las marcas de bronceado que cada mujer quiera tener sobre la piel, explica Romero. «Ellas eligen su bikini, nosotros vamos ajustando», agrega, orgullosa de su boyante negocio ubicado en el barrio de Realengo.
Si en otros países el ideal de belleza es no tener marca alguna sobre la piel bronceada, a las cariocas, en cambio, les gusta llevar las líneas perfectamente delineadas que les dejaría un bikini, explica la emprendedora brasileña de 34 años.
«Me queda bien para el trabajo», explica Sabrina Vasconcelo, de 28 años. «Y en la playa, con el bikini, no queda siempre bien. «Aquí en cambio queda exacto», asegura.
Fuente: dpa
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