(Miaminews24).- A la Casa Blanca, que ha empeñado todo su capital político en una batalla de impugnación en los tribunales, le quedan dos opciones: acudir al Tribunal Supremo o reformar la orden ejecutiva con un nuevo lenguaje más aceptable para los tribunales de apelaciones, que han fallado en su contra considerando la orden inconstitucional porque limita el ingreso de personas al país basado en consideraciones religiosas.
Tras la decisión del Tribunal de Apelaciones del Noveno Circuito California de mantener la cancelación de la orden ejecutiva presidencial que prohíbe el ingreso por 90 días de ciudadanos de siete países de mayoría musulmana, por 120 días a los refugiados de todo el mundo e indefinidamente a los sirios, el presidente Donald J. Trump enfrenta el mayor reto jurídico de su corta administración.
Este viernes, funcionarios de la administración han confirmado a un círculo de periodistas que no tienen prisa en acudir al Supremo, quizá porque el desenlace pudiera no ser de su agrado. El alto tribunal puede rehusar escuchar el caso, con lo cual el fallo de la corte de apelaciones del noveno circuito queda firme para cumplimiento, o entonces la decisión estaría en manos de ocho jueces, cuatro republicanos e igual número de demócratas. Ninguna solución le conviene a Trump.
Entre otras cosas porque la aprobación por el Senado del juez conservador propuesto por la administración, Neil Gorsuch, pudiera tardar varios meses si es que lo logra porque esta semana el nominado fue bastante crítico por la forma como Trump ha tratado a los jueces que suspendieron su orden.
Pese a que Trump reaccionó al fallo de la Corte de Apelaciones con un tuit diciendo, “NOS VEMOS EN EL TRIBUNAL. LA SEGURIDAD DE NUESTRO PAIS ESTA EN JUEGO”, escrito en mayúsculas, que según el protocolo de Internet significa que se está gritando, volver a reescribir la orden ejecutiva parece ser la opción más viable a corto plazo.
Por: RUI FERREIRA
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