(Miaminews24).- Sera una batalla mucho más feroz que la del año 2000, en que el resultado electoral tardó 37 días en deprimirse, cuando el entonces candidato demócrata, Al Gore, rehusó reconocer la victoria, básicamente en Florida, de su contendiente el ex presidente George W. Bush.
Todo parece indicar que estas presidenciales no son un asunto encerrado el próximo martes, sino que la controversia amenaza con extenderse a los tribunales. Después que el candidato republicano Donald J. Trump rehusó en el último debate con la demócrata Hillary Clinton admitir si reconocería los resultados, “voy a dejarlo en suspenso” dijo, las dos campañas están alistando un batallón de abogados.
Esta vez, Trump ha dicho que movilizará a miles de ‘observadores’ en los recintos de votación, especialmente en los estados llamados ‘frente de batalla’, en los cuales Florida está incluida, y en los últimos días fuentes de campaña de Clinton también han dado a entender que piensan hacer lo mismo.
Los ‘observadores’ no son más que voluntarios de la campaña, aunque en el caso republicano, grupos extremistas blancos, como “AmericaRight” han dicho que harán lo mismo por su cuenta.
Esto pudiera llevar a una ola de contestación jurídica de los resultados como nunca se ha visto. No existe una cifra exacta según la cual los dos candidatos se abstendrían de cuestionar los resultados. Pero la generalidad de los observadores considera que si uno de los candidatos tiene más votos populares que electorales, como sucedió con Gore el año 2000, el asunto llegaría a los tribunales y, quizá, hasta el Tribunal Supremo, el órgano que terminó dando la victoria a Bush.
Miaminews24.