(Miaminews24).- El preso, Randall Jordan-Aparo, sufría de una enfermedad genética de la sangre que se le había agravado en los meses que precedieron a su muerte. A medida que su condición empeoraba, según alega la demanda judicial, los agentes correccionales, médicos y enfermeros de la prisión le negaron atención médica, y, cuando se quejó, lo metieron a la fuerza en una celda de aislamiento y lo fumigaron con gases hasta que no pudo respirar más.
El hombre de 27 años murió en la Institución Correccional Franklin en el 2010 a consecuencia de las torturas, golpes y fumigación con gases que le propinaron agentes correccionales, de acuerdo con una demanda judicial de derechos civiles de 33 páginas presentada el lunes.
El preso, quien estaba cumpliendo una condena por fraude de tarjetas de crédito, fue encontrado muerto en su celda, solo vestido con calzoncillos estilo boxer, en marzo del 2010. Fotografías del cadáver lo muestran boca arriba junto a su Biblia. El cabello, las piernas, los dedos de los pies y la boca –así como las paredes de su celda– estaban cubiertos de un residuo anaranjado, traza del spray químico.
En total, se vio sujeto a 600 gramos de agentes químicos en un espacio confinado, una cantidad muy por encima de los niveles letales, de acuerdo con una investigación hecha por el Miami Herald en el 2014.
La demanda, presentada a nombre de la hija de 12 años de Jordan-Aparo, alega que los agentes correccionales asesinaron a Jordan-Aparo y que los enfermeros, los médicos y la alcaldesa –todos nombrados en la demanda– conspiraron para encubrir su muerte por medio de eliminar evidencia, falsificar informes y amenazar a los testigos.
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