(Miaminews24).-Merry Clayton, una mujer de pulmones tan anchos como el río Misisipi, había cantado gospel en la parroquia que atendía como pastor su padre y después buscó acomodo como corista en los años sesenta, poblados de ritmo y posibilidades. No le fue mal: hizo voces de apoyo para Ray Charles, excomulgado por todos los ministros evangélicos por convertir la música sacra en lava ardiente para los ritmos del diablo, y apareció también en el debut de Neil Young como solista. Sabía adaptarse al ardor y al lamento.
Clayton no necesitaba lecciones de nadie para cantar. La cuna era suficiente: había nacido el día de Navidad de 1948 en Gert Town, el mismo barrio de la ardiente Nueva Orleans que fue hogar natal de Allen Toussaint, depositario y preservador de la esencia musical de la vieja ciudad del delta hasta que un infarto le mató en Madrid, tras un concierto en Madrid en noviembre de 2015 —
El momento de gloria de Clayton, el que justifica una vida, ocurrió una noche de noviembre de 1969, cuando su voz convirtió una de las mejores canciones de los Rolling Stones, Gimme Shelter, en un grito, un tumulto, una erupción…
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