(Miaminews24).- Durante años (incluso décadas, según la policía) los delincuentes se movieron a su antojo por los terrenos de Cutler Manor Apartments, creciendo allí y convirtiendo una pandilla de barrio en una empresa criminal.
Recientemente, los residentes se levantaron. Sus voces, según la policía, dieron lugar a una cantidad de órdenes de detención y una serie de arrestos el miércoles que la policía espera pondrá un fin a la actividad criminal en las instalaciones.
Residentes preocupados se reunieron con las autoridades a través de grupos de iglesia, e incluso recibieron ayuda de la NAACP para exigir un cambio después de sufrir el crimen rampante, incluyendo la muerte de miembros de familia.
Así que durante los últimos seis meses, oficiales del Departamento de Policía de Miami-Dade, en colaboración con la oficina del fiscal del estado, la oficina del fiscal federal y la Administración de Control de Drogas de EEUU, se incrustaron en la comunidad. Vieron ventas de droga, robos y violaciones de armas de fuego. Incluso creen que la pandilla que se hace llamar “Yellow Tape” cometió un asesinato.
“Piense en lo que eso representa”, dijo el director de la Policía de Miami-Dade, Juan Pérez, al referirse al nombre de la banda. “Esta mañana, hemos tocado sus puertas. Vamos a tomarlo de vuelta”.
La cinta amarilla es utilizada por la policía para acordonar áreas bajo investigación, a menudo por un asesinato.
El miércoles, con 10 órdenes en la mano, la policía descendió sobre el complejo de apartamentos Cutler Manor en 10875 SW 216 St. y realizó 25 detenciones. Después, en una reunión bajo un sol abrasador en el estacionamiento del centro comercial Southland, los jefes de los organismos que participan en las detenciones prometieron que habrá más arrestos.
La policía dijo que la actividad criminal cometida por la banda de ‘Yellow Tape’ ahora se extiende fuera de Cutler Manor, a Arthur Mays Villa y al otro lado de la US 1 en Triangle Park en Goulds.
“Ellos aterrorizan a la comunidad. Hay una entrada y una salida, y te ven venir”, dijo Pérez. “Ellos [los residentes] han visto la violencia. Todo depende de nosotros para romper ese ciclo”.